Capítulo 2

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Arigatō

Miraba la nieve con desolación y tristeza, en busca de un sosiego que no encontrará jamás, no podía llenar ese vacío con el amor profundo y el deseo de proteger a su hermano y amigos, a las personas inocentes. De ser positivamente amigable a sentirse enferma por dentro, como si un aura de mala energía la tapara por completo llevándose a ese ser de luz que alguna vez fue.
Giyuu esa noche se llevó algo de ella, realmente Nezuko no tenía claro que, pero sospecha que de alguna forma se robó su energía, ya que sin él, sin su cercanía, el infortunio la acompañaba. Y las ganas de verlo eran increíblemente fuertes, poder abrazarlo, sentirlo, que sus pieles se toquen en ese estado de fuego que crecía con sus miradas y gemidos.
Ella se quedó completamente con un mal sentir, con algo dentro que debía salir, pero Giyuu no le permitió ni siquiera expresarle su pensar sobre esa noche.

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Si las quince lunas que paso sin Nezuko fueran comparadas con mil noches enfrentando demonios, entonces prefiere la segunda. Porque aunque no estuviera presente en su día a día, ella había dejado una marca en él, quizás culpa, no fue nada ético lo que ocurrió esa noche, muchísimo menos moral.
Entre las brumas que congelan su piel, puede divisarla con sus ojos tan suyos, tan vivos, pero despierta y ella no está.
¿Acaso debía cometer semppuku por tocar los labios de ese demonio?

Un cazador y un demonio ¿Juntos? No importaba el escenario, no podía ser para ellos aún si quisieran.
Llenarse de misiones debía, para no tenerla en su mente nunca más.

—¿Estará bien... acaso ella...me odia?

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—¡Nezuko-Channnn!~ —Llama Zenitsu, pero aún si la luna predomina y el sol no aparece, ella se niega a salir.

—¿Qué le pasa?—Pregunta Inosuke confundido, se acerca a la caja que estaba en el piso y comienza a patearla —¡Tu, demonio! ¡Sal de ahí!

—¡I-Inosuke! —Exclama Tanjirō nervioso y desaprobando que pateen la caja que posaba sobre el pasto. Se calmó al ver que sus dos compañeros se quedaron quietos—Ella esta así desde que dejamos la base de pilares...

—¿Deberíamos volver? ¿Debería dejarla ahí?—Se replanteaba en su mente, ya que su hermana ha estado desanimada, dejó de pensar para preguntar en voz alta. —¿Creen que debo dejarla al cuidadado de-

Nezuko sale, casi se diría molesta de la caja. Se coloca delante de su hermano con el ceño fruncido y niega con la cabeza, ella no deseaba volver para ser ignorada y rechazada como la última vez.
Lo que sucedió entre ellos fue solo por un efecto secundario, y le cuesta decir que lo qué pasó entre ellos fue por obligación, por un efecto del cual ninguno tenía poder. ¿O no?

En un momento aquel perfume se mezcló con el sudor de aquel pilar cuyos nervios estaban en el cielo. El efecto del perfume debía desaparecer antes de que pudieran besarse pero aún así, continuaron.
Ninguno de ellos sabe aquello, y prefieren echarle la culpa al perfume que a ellos mismo por las acciones que han ocurrido esa noche.

Acamparon en una casa de una pareja amable que ayudaba a los cazadores de demonios. Amablemente les ofrecieron un cuarto con tres futones, ella oculta en su caja como de costumbre. Seguía encerrada, miraba la madera oscura mientras podía oír los gritos de Zenitsu e Inosuke. Su mente vagaba y pensaba en ese hombre que la dejó vacía, salió de la caja en su versión pequeña y más tierna. Distraerse con aquellos a los cuales conexión de hermandad considera, era su mejor forma de mantener la cordura, y seguir adelante. Sonrió al ver que una guerra de almohadas estaban teniendo.

𝐒𝐞𝐝𝐮𝐜𝐞 𝐚 𝐇𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora