Cap 6... Perdidos

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Las calles, por alguna razón no le parecían conocidas, a pesar de llevar viviendo ahí durante casi catorce años.

¿Acaso le habían dado la dirección incorrecta? O, en verdad tiene tan poco sentido de la orientación como para perderse en su propia ciudad.

"¿Como llegamos a este punto, Jeff?" se decía a sí mismo, avergonzado por haberse ofrecido a llevar a una chica a su casa y perderse en el intento... Se sentía frustrado.

No tenía una idea de cuánto llevaban montados en la bici, pero debió ser mucho: sentía las manos a doloridas por ir apretando de más el volante, temiendo por provocar una caída que podría lastimar a la niña que lo acompañaba, el trasero se le había entumecido también, y las palmas de las manos le sudaban y sentía que pronto comenzarían a resbalar se.

¿En qué punto había llegado a tan torpe situación? ¿Qué es lo que hizo mal?

Volteó a ver a Celeste de reojo (como pudo sin perder la ruta ni el equilibrio): tenía los ojos puestos en todos lados menos en el camino. Por un momento llegó a pensar que tal vez pudieron haberse cruzado con la casa y ésta no se dio cuenta
"Imposible" pensó "no pudo haber ido tan distraída", pero, mientras más lo seguía pensando más posible le resultaba la idea.

Y un así por preguntó -¿Estas segura de que me diste bien la dirección?- sintiendo la vergüenza acumularse en sus mejillas. ¿Y si ella creía que le estaba diciendo tonta?
¡Pero es que ya no lo soportaba!

Sentía como si se hubieran alejado bastante del vecindario en el que vivía. Habían pasado cerca una mueblería, que en su vida había visto, increíblemente sucia, como si nadie nunca hubiera frecuentado ahí para mover por fin siquiera un sofá. Incluso habían dado con una sinagoga, ¿en qué lugar se ha metido para encontrar una iglesia de ese tipo? Porque, por lo que recordaba, no había ninguna por las calles de su conocido vecindario...nisiquiera cerca de ahí.

-La verdad no- contestó bajo, viendo todo con completo curiosidad y asombro a la vez -Nada me parece conocido-

Frenó la bicicleta entonces. El cuerpo el Celeste dio un tirón hacia el frente, golpeando su pecho con la cabeza de Jeff, pero ninguno lo notó.

-Pues... debo decirte que nos hemos perdido-

-¿Perdón?- su voz había sonado irritada, con un deje de preocupación también -¿Como que "nos perdimos"? ¿Acaso no conoces las calles de tu ciudad?-

-Por desgracia no: éste lugar es muy grande, cómo esperabas que lo conociera todo- rezongo, mofado, y el calor que hacia ahí no lo ayudaba mucho.

-Entonces, te ofreces a llevarme y luego te pierdes-

-Pues, si me hubieras dado la dirección correcta mente seguro que ya habríamos llegado- se desmontó de la bici, viendo de frente a Celeste que se había bajado primero

-¿Ahora es culpa mía?-

Soltó un gruñido; no creyó posible que pudiera comenzar a discutir con ésta niña. Y era lo que menos quería.

Y, como si sus pensamientos fueran escuchados, ella se disculpó, al parecer algo avergonzada: su hermana le mencionaba todo el tiempo que era una malagradecida, y ahora veía con asombro que ella tenía razón.

-Quizá si me equivoqué. Pero es que no se el nombre de la calle- lloriqueo

-¿Y si le llamas a alguien para preguntarle?-

-Wow, eres un genio- río -¿Me crees tan tonta? Es obvio que ya lo hice: nadie atiende y mis padres trabajan a esta hora- tenía claro que hasta que no dieran las dos y treinta de la tarde ni su madre ni su padre se aparecerían por ningún lado.

Atrapado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora