Fictober AoKaga (Terminado)

1 FRESAS

Kagami Taiga amaba a su padre...

Desde pequeño era la única figura de autoridad con la que contaba. Y un constante dolor de cabeza por su sobre protección.

Pero el hombre también sabía, lo que pasaba por la cabeza de su hijo, su único hijo.

Mientras intentaba disimular una sonrisa para no romper en llanto, veía el rostro de su; aún bebé, para el. Cómo unía su vida en matrimonio.

Con ese.

Quien iba a decir que a esas alturas de su vieja vida odiara el día en que; según el, cometiese el peor error de su vida.

Por unas fresas.

Esa maldita frutilla que tanto adoraba y a la fecha, por recordarle el incidente, aborrecía.

Todo inicio una tarde en la que acompañase a su joven hijo, a hacer la compra, Kagami mayor se disponía a buscar buena fruta de calidad y; su pequeño, su niñito...

¡Era observado por un mocoso de cabello azul con pinta de pandillero mujeriego! De esos que embarazan y huyen sin verseles jamás el polvo.

Kagami Tora tenía que defender a su bebé de posibles abusadores. Así que se irguio en toda su estatura, avanzó unos cuantos pasos y aún con su tierno retoño; de ya 17 años, hablo con autoridad.

-Mocoso ¿Tienes celular?-

El crío, altivo y con sonrisa petulante se atrevió a responderle.

-Si, señor-

-Oye... Papá, espera-

-Silencio Taiga-

-Pero papá...-

El hombre solo volvió a sonreír, respondiendole al chico.

-Pues tómale una fotografía a mi hijo, porque ya nos vamos y es lo único que obtendrás de el-

-¡Papá!-

Las fresas quedaron olvidadas cuando el Kagami menor con el rostro rojo arrastró a su padre a la caja registradora para huir del super.
Lo que no se espero el mayor fue que a medio camino el peli azul le contestara.

-Nos vemos, suegrito-

El pobre hombre estaba que sacaba espuma por la boca y casi vuelve a partirle la cara al mocoso irrespetuoso, más su hijo no lo permitió.

Dos semanas después resultó que su pequeño, su aún bebé salía con el vago ese y peor, era un buen jugador de básquet, para acabarla el as de su equipo.

Y ahí estaba diez años después observando como ambos contraían matrimonio.

Y todo por unas fresas.