capítulo diez

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SHERYL

Sus labios se movían con rudeza con los míos en un compás, cada uno queriendo obtener el poder, el control, nuestros labios en una constante guerra.

De repente ya no siento sus labios ni sus manos en mi cuerpo, mi respiración se encuentra agitada seguido seguramente de unos labios rojizos e hinchados.

Lo veo, él se encuentra más alejado, sus pies se dirigen hacia el escritorio, su cabello se encuentra desordenado por culpa de mis dedos y su respiración al igual que la mía se encuentra agitada.

—Puedes retirarte—ordena, su voz sale rasposa pero tranquila.

—¿Qué?—logro articular.

—¡Que te retires!—grita alzándose de la silla poniendo sus brazos apoyados a cada lado

Asiento y me dirijo a la puerta.

—Me retiro pero a mi cabaña junto con mi amiga—informo y antes de poder abrir la puerta siento fuerza en mi brazo.

—Tú no te vas a ningún lado—susurra demandante en mi oído.

Un escalofrío recorre mi nuca.

—¿Porqué?—cuestiono.

—Porque eres mi mate—susurra.

—No quiero ser tu mate—reprocho con la mirada en el suelo.

—Tranquila, yo menos—susurra más alto de forma tranquila para soltarme.

—Ahora largo—espeta—. No quiero oler mas tu perfume de humana.

—Pues yo ya no quiere ver tu lobuna cara— digo para salir del despacho dando un puertazo.

Y sin mi permiso una lágrima resbala por mi mejilla.

🌙🌙🌙

Mariangel Arias

Continuó mi marcha con la imagen de la castaña dentro con el hombro lobo y cada vez me preocupo más.

¿Mate?

¿Ella de un Alfa?

—Aquí es—esa voz me saca de mi imaginación.

Asiento, delante mío una puerta de madera, a mis lados uno largos pasillos con más cuartos.

Me acerco tocando el pomo para abrir.

—Lo lamentó—se disculpa por décima vez desde que lo sigo.

Asiento como las otras veces.

—Yo-o enserio lo siento pero es que tu amiga es muy importante para nuestra manada.

Me giro para mirarle, su mano se encuentra en su nuca moviéndola nerviosamente, sus ojos fijos en el suelo y su cuerpo contraído.

—¿Porqué me trajeron?—susurro.

Su cara y su mirada se levantan, ahora posándolas en mi, tiene unos ojos de un bonito color gris y un cabello reluciente dorado.

—No quería dejarte sola—confiesa.

Me acerco un poco más a él.

—¿Fue tu idea?—cuestionó sintiendo la rabia en mi cuerpo.

—Si—confiesa ahora cabizbajo.

—¿Porqué? ¿Porqué no me querías dejar sola?

Su mirada vuelve a posarse en la mía, y me entra un sentimiento de perderme en ella.

—No lo sé, solo te vi y...—se calla.

—¿Y?

—No creí que fuera lo correcta—se sincera.

Me río pero no sale graciosa sino seca.

—¿Correcto?—preguntó, asiente—. ¿Sabes que no sería correcto? Habernos traído aquí—respondo y me sorprende la frialdad con la que sale, la mayoría de veces no soy así, ese tono es protagónico de Sheryl.

Su mirada se entristece y me siento un poco mal por eso, pediría disculpas sino fuera por la rabia que siento ahora mismo.

—Lo lamentó—otra vez esa misma frase—. Pero enserio tu amiga era necesaria aquí

Asiento no quiero oír más y sin más abro la puerta y me adentro en ella rogando por que la castaña llegue pronto.

Asiento no quiero oír más y sin más abro la puerta y me adentro en ella rogando por que la castaña llegue pronto

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La mate del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora