capítulo treinta y tres

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EVAN

—¿Cómo fue tu primera presentación, madre?

—¿Como Media? —levanta la ceja.

Asiento, colocándome la corbata roja por el cuello.

—Bueno... es extraño que me preguntes, pero igualmente te lo diré.

Se relame los labios, para producir una sonrisa junto a una mirada perdida, recordando.

—Tú padre y yo supimos que éramos nuestros mates una semana después de su puesto como Alfa. Fue muy gracioso a decir verdad.

Se ríe un poco, lo que me hace sonreír.

>> Estaba eufórico por haber encontrado a su mate, por el contrario yo... estaba sorprendida, no podía creer que la Luna me eligiera a mí de entre tantas chicas más bellas y más preparadas. Pero no puedo negar que que al verlo a él, todo parecía encajar a la perfección. Yo estaba echa para él y él para mí. Al fin y al cabo la Luna nunca se equivoca, hijo.

—Ojalá tengas razón—murmuro.

Me miro en el espejo, terminando de hacer el nudo a mi corbata. Mirando sus ojos como chocolate a través del reflejo, con esa dulzura que siempre brillaba en ellos.

—Era una tarde cálida de mayo. La nieve había desaparecido hacía mucho para ese entonces. Tu padre deseaba realizar una gran fiesta para celebrarlo.

Sus mejillas perfiladas se sonrojaron, mostrando su
facilidad para las emociones.

>>Eso me había puesto muy nerviosa; la mayoría de la manada ya sabía quién era la Media. ¿Pero presentarme ante las miradas de todos? Siempre había sido una chica con pánico escénico. Eso trajo conmigo muchas dudas sobre poder liderar junto al Alfa, esa familia que había perdurado tantos años.

La música proveniente del salón principal empezaba a escucharse, una melodía ligera y agradable.

—Pero ya sabes como es tu padre, siempre tan testarudo—prosigue—. Igual que tú.

—¡Mamá! —reprocho.

Sus ojos se achinan.

—Aunque lo niegues, ambos sabemos que eres casi una copia de él.

Niego con la cabeza divertido, porque sé que en lo que personalidades concierne, salí a él. Tal vez por eso cuando crecí nuestra relación cambió, porque chocábamos al ser parecidos.

—Como sea—quita importancia—. Tú padre realizo una enorme fiesta, casi igual a la de ahora. Toda la manada había asistido a la presentación. Los nervios me querían matar poco a poco, pero gracias a la mano de tu padre pude alejarlo.

>>La noche se basó en bailes y bebidas. Después de un rato, cuando todos estábamos alegres y danzantes. Yo ya había saludado a todos los invitados. Así que a tu padre se subió a la tarima de la orquesta a dar su discurso, llamándome. Ahí bajo las luces que me hacían el centro de atención, me proclamo como la Media de la Luna Llena.

Suspiro nostálgica, secándose con el dorso de la mano unas lágrimas que habían resbalado en el recuerdo.

—Estoy muy orgulloso de ti—dice al fin.

—No, mamá—niego, dándole un beso en la frente—. Yo estoy orgulloso de ti.

Me separo de ella, mirando mi aspecto por última vez, pasando una mano por mi oscuro cabello.

—¿Lista? —cuestiono, acercándome a ella.

—Lista.

🌙🌙🌙

La mate del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora