CAPÍTULO 1: The Fallout (Parte 2).

263 21 0
                                    

Conforme pronunciaba las últimas sílabas, un objeto brillante  se dejó ver en el cielo para caer a escasos kilómetros de nosotros segundos después. Y entonces, de la luz llegó el fuego, y luego, oscuridad.

Me desperté en el mismo lugar donde recordaba haber estado por última vez, pero habían ciertas diferencias; Ahora, mi cara, y mi cuerpo entero estaban llenos de ceniza y hollín, y donde antes había un hermoso y extenso prado ahora sólo habían brasas y árboles en combustión.

-¡Leonore! ¡Leonore, despierta!

Por un momento la cabeza me dejó de funcionar. Empecé a zarandearla con fuerza, al ver que no abría los ojos, hasta que finalmente, poco a poco, pareció recobrar la consciencia.

-¿Eh... Johnny... ? ¿Dónde... Dónde estamos? ¿Qué ha pasado?

-Sé tanto como tú, sólo recuerdo haber visto un objeto brillante caer hacia nosotros, y cuando me desperté todo estaba ya así.

-¿Así? ¿Así cómo? ¿A qué te refi... -Una expresión de horror se dibujó en su cara cuando decidió abrir los ojos y mirar a su alrededor- ¿Qué está pasando? ¿Qué es todo esto? ¡No puede ser real! ¿Por qué... Por qué está todo en llamas? ¿Dónde está el prado que solía haber aquí? ¿Dónde... ?

-¡Tranquilízate! Yo tampoco me explico cómo ha podido ocurrir algo así... No... No doy crédito, ojalá todo esto fuera una pesadilla, pero al parecer, es real. Ven, levántate y vámonos.

-¿Irnos? ¿Irnos donde, Johnny? ¡Todo a nuestro alrededor ha desaparecido! ¡Ya no hay nada! ¡Se ha esfumado!

-Ya lo sé, demonios, ya lo sé, ¿pero qué vamos a hacer aquí? Acerquémonos más a la ciudad, a ver si encontramos alguien que nos pueda explicar qué ha ocurrido. -Dije mientras dejaba atrás un par de banderas en llamas, una blanca y una negra y con un extraño estampado que no había visto nunca antes.

Quizá acercarse a la ciudad no fue una buena idea. Conforme nos íbamos acercando, éramos más conscientes de que nada iba a ser como lo conocíamos nunca más. Coches volcados en llamas, gasolina quemándose, edificios en ruinas y un extraño olor a... Muerte.

Una vez nos internábamos más y más, nuestra cordura iba desapareciendo a pasos agigantados. Ya no todo eran simples bienes materiales en llamas, ahora también habían cadáveres y cuerpos calcinados aquí y allá.

No quedaba nadie, estábamos solos.

The FalloutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora