PRÓLOGO: Oh, catástrofe.

576 24 1
                                    

Llevo horas sentado en esta butaca antigua y roñosa, en esta habitación curiosamente intacta, completamente oscura, en la cual las paredes podrían comerte de un momento a otro... Y en el exterior, sólo catástrofe. Dulce y bella catástrofe. La misma que siempre fue mi mayor deseo y mi mayor temor. La respuesta que tanto he ansiado, pero la pregunta que tanto temí. ¿Por qué yo? ¿Por qué, en un mundo que no es ni el reflejo de lo que fue, repleto de cadáveres chamuscados, aquí y allá, debo de ser yo quién esté sentado aquí, ahora? La vida... Qué digo, ya no se le puede llamar así, no es más que una cicatriz infecta de todos los recuerdos de lo que realmente se podía llamar vida. La balanza que medía los buenos y los malos momentos ya no está. Se ha esfumado.

-Yo... ¿Qué hago aquí? ¿Qué demonios hago aquí? ¡Por favor, necesito a alguien! ¡Necesito a alguien a mi lado, alguien que me salve!

Se hizo el silencio y entonces descubrí que esas palabras no fueron simples pensamientos, sino que habían brotado de mi boca en forma de estridentes gritos. Pedir ayuda en una habitación... En un mundo en el que no hay nadie, qué irónico. Pero debo de haberme vuelto loco, porque aunque sé con total certeza que en esta habitación no hay nadie más... Siento como si no estuviera solo.

The FalloutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora