Baby hizo rugir sus motores sobre la carretera. Dean y Cas iban rumbo al museo a conocer el hechizo tan ansiado por Ismael. La música de Led Zeppelin sonaba suave. Habían hablado poco, solo cosas triviales. Castiel no podía dejar de pensar en la confesión de Dean… y en sus caricias. Quería dejar de pensar en ello, pero volvía a su mente una y otra vez. Como si quisiera quedarse allí todo el día. Jamás nadie le había dicho cosas tan bonitas. Cada vez que recordaba, su pecho se llenaba de una sensación tibia y deliciosa. Y su corazón latía rápido y fuerte.
Sin darse cuenta, estaba mirando a Dean otra vez. El siempre supo que Dean era especial. Desde el momento en que tocó su alma en el Infierno, y cuando reconstruyó cada centímetro de su cuerpo, admirado de la belleza de la creación de su padre. Pero ahora sabía que era más, mucho más que solo eso. Dean no solo era especial, sino que era especial para Castiel. La sola idea de esto hacía que Cas se ruborizara inexplicablemente. Eran muchas sensaciones juntas, y se sentía abrumado. Y aquellas caricias que el cazador le propinara… esa manera de tocar, el jamás, nunca antes lo había sentido. ¿Podría quizás él también tocar a Dean así? ¿El cazador lo dejaría hacerlo o…? Tan solo pensar en un rechazo hacía que su estómago doliera. Tantas sensaciones nuevas… tal vez siempre estuvieron allí, y él solo trataba de acallarlas.
Castiel fue sorprendido por Dean, el cazador notó que lo estaba mirando y vio como su amigo desvió rápidamente la mirada.
-¿Sucede algo?-quiso saber el cazador. Pero Castiel parecía actuar como si hubiese estado haciendo algo prohibido. Abrió la boca para responder, pero no pudo emitir sonido. El ángel no comprendía que era todo aquello. Dean frunció el cejo ante esta escena. No pudo evitar pensar que se veía muy lindo así. Ahora más que nunca quería investigar la causa de la incomodidad de su amigo. -¿Cas?-
-Ahm…-Cas trató de hablar otra vez, miró de reojo a Dean, solo en una milésima de segundo, y juntando ambas manos en sus piernas, dijo observando algo por la ventana. :-Estoy bien. Si…, quizás algo preocupado por el plan.-el ángel se sintió que había salido airoso del aprieto.
Dean asintió mirando al frente.
-Es verdad… en realidad no hemos elaborado ninguno.-rió luego dedicándole una de esas miradas alegres que hizo que el corazón de Cas diera un vuelco. ¿Por qué las mariposas en el estómago ahora?
-Podríamos… entrar al museo, ver dónde está el hechizo, e idear la forma de salir con él. Estudiando el lugar y la cantidad de vigilancia que tenga.- pudo elaborar al fin, se aclaró la garganta al final, y vio como Dean volvía a asentir en silencio, concentrado en el camino.
-Me parece bien. Un poco de trabajo de campo. Ya pareces todo un cazador, Cas.- sonrió, mirándolo de reojo, Castiel estaba ruborizado, y pestañeaba algo nervioso, sorprendido por el comentario. Dean lo vio tragar con dificultad, y luego desviar la mirada otra vez hacia la ventana. Algo había cambiado, pensó el cazador, el ángel se comportaba tan exquisitamente turbado, que hizo que el corazón de Dean se acelerará sin control. Miró otra vez la ruta frente a él, y otra vez sintió aquella sonrisa atrevida asomarse en sus propios labios. Algo en todo esto lo hacía sentirse muy bien.
Sam y Aruiel llegaron al búnker. Apenas entraron el cazador casi corrió hacia la sala de guerra a buscar su laptop. El ángel, sin embargo, bajó lentamente las escaleras, admirada del lugar.
-Es un sitio muy interesante… ¿Dónde estamos?-preguntó ella, acercándose a Sam, y observando ahora la cantidad de libros que habían en la biblioteca.
-Esto perteneció a una organización llamada “Hombres de Letras.” Dean y yo somos legados.-respondió Sam sin quitar la vista de la pantalla.
-Pues… me sorprende… no son sólo monos sin cabellos después de todo…-murmuró la joven, terminando de observar el lugar, entonces notó que Sam la estaba mirando otra vez con aquella cara fruncida. Ella ladeó su cabeza y entrecerró los ojos. -Pones esa cara muy a menudo. ¿Qué significa?- quiso saber el ángel, el bufó, y volviendo a escribir en la computadora, le respondió.
-¿A caso los ángeles no saben todo a cerca de la humanidad?- Ella rió y se sentó frente al cazador.
-Oh, no. No todos. No es mi campo, de todas maneras. Nunca fui asignada a la tierra. Castiel es el experto en ustedes. Él y un par más. Nunca me llamaron la atención a mi como para ponerme a estudiar.- terminó por decir ella, dirigiendo sus ojos ahora al techo. Sam volvió a mirarla con desagrado.
-Pues perdón por no ser tan interesantes.- murmuró para sus adentros, pensando que el ángel no lo oía, su atención se desvió a la laptop nuevamente, sin darse cuenta que Aruiel lo observaba sonriente por haber provocado eso en él. La chica apoyó ambos brazos en la mesa, y se inclinó hacia adelante, cruzando sus dedos, preguntó:
-¿Y qué haces ahora, humano Sam?-
-Busco el celular de mi hermano, de esa forma sabré donde están. Aquí.- se alegró el cazador, poniéndose de pie corrió a una mesa esquinera, abrió el cajón y sacó un micrófono, volvió a la laptop y lo conectó. -No celular quedó en la prisión, pero con esto lograremos comunicarnos con ellos.-dijo el joven, Aruiel lo observaba curiosa. No podía negar lo ingenioso que era este humano.
El sonido proveniente de la computadora indicaba que el llamado estaba en curso, solo sonó dos veces y la voz de Dean se oyó fuerte y clara, una enorme sonrisa invadió el rostro de Sam, el angel frente a él quedó admirada de lo distinto que se lo veía sonriente. Aruiel pestañeó confundida, ella no sabía que los humanos podían brillar también.
-¡Sam! ¿Estás bien?-preguntó el mayor de los Winchesters.
-Si, Dean, Aruiel me sacó de prisión. Estamos en el búnker. Dime dónde están exactamente y nosotros iremos.-dijo Sam, pero Dean no estuvo de acuerdo con ese plan.
-No, Sam. No es seguro. Prefiero que averigües todo lo que puedas a cerca de lo que estamos a punto de robar con Cas. Estamos cubiertos aquí. Si ustedes vienen, seguro Ismael vendrá detrás. El búnker es seguro. Cuando tengamos el hechizo y sepamos cómo usarlo ahí nos juntaremos. No antes.-
Sam respiró hondo, y luego dijo resignado ante la mirada atenta de Aruiel.
-Bien. Tienes razón. Buscaré abajo, donde dejamos todos esos escritos sueltos sin clasificar. Ya que estoy seguro que en los libros de aquí no se mencionan hechizos tan antiguos.-
-Bien, cuando sepas algo me llamas. Cuídate Sammy.-se despidió Dean. Sam colgó. Se lo veía algo enojado.
-Es un buen plan. Tu hermano es listo.-observó Aruiel. Pero Sam no la estaba escuchando. Se puso de pie y colocándose ambas manos en la cintura, pensó solo por unos segundos.
-Creo saber dónde comenzar a buscar… pero primero voy a darme una ducha rápida.- dijo por lo bajo el joven. Aruiel se paró también. Se sorprendió cuando Sam la apuntó con el dedo diciendo:-No toques nada. Ya regreso.- y salió de allí.
-Bastante mandón.-sonrió la chica, algo divertida.
Dean y Cas entraron al fin en el museo. Parecía ser un lugar muy famoso y concurrido. El edificio tenía tres pisos y un subsuelo, cómo pudo observar rápidamente el cazador. Había de todo allí. Iba a ser difícil encontrar lo que buscaban.
Cuando caminaban por uno de los pasillos principales, divisaron un cartel muy llamativo que anunciaba una subasta esa misma noche. En dónde se ofrecerían invaluables objetos.
Castiel recorrió con sus ojos cada fotografía de los objetos ofrecidos… había entre ellos una piedra color azul, muy brillante, que llamó su atención. Debajo de su descripción estaba el sitio exacto en donde podrían encontrarla.
-Vamos al tercer piso. Necesito ver esto.-señaló Cas a su amigo, y los dos subieron rápidamente hasta encontrarse frente a frente con ese objeto.
Castiel sintió como algo parecido a una fuerte melancolía en su pecho.
-Este es el hechizo.-dijo al fin. Dean lo miró extrañado.
-Eso es una roca, Cas.-le señaló el cazador, con escepticismo. Cas lo miró a punto de fastidiarse.
-Lo sé, Dean. Pero es el hechizo. Confía en mí. No puedo explicarlo como lo sé, pero lo sé.-le afirmó Castiel, Dean se irguió en su lugar.
-Bien, pues… solo tendremos que asistir a esta subasta y ver el momento propicio de tomarla. Para eso…-Dean sonrió algo travieso, Castiel lo miró con el cejo fruncido:-Vamos a tener que ir de compras, Cenicienta.-
Dean llevó a Cas a una tienda de ropa para hombres. Estaba seguro que debían vestir de gala para esa noche. El traje que Crawley le había dado al ángel no estaba en condiciones para ser usado. Y Cas no podía asistir a ningún evento con el, tampoco con su traje habitual y su gabardina. Que si bien le quedaban muy elegante, no sería suficiente para esta noche. Así que Dean decidió que debían comprar dos smokings, y, quizás, alardear.
Castiel no entendía muy bien todo aquello. ¿Debía usar todavía más ropa? Pero no quería decir nada, Dean se veía entusiasmado, y eso hizo que el ángel sonriera al observarlo.
El cazador se debatía ahora entre dos prendas, por fin eligió una y se la entregó orgulloso a su amigo.
-Pruébate éste.-le pidió sonriente. El ángel tomó el smoking y desapareció tras un cortinado. Dean siguió buscando ahora uno para él. Si Vas iba de negro .. el quizás debiera ir de blanco. Sonrió al pensar en esto. No entendía por qué, pero está disfrutando está misión.
El cortinado se abrió y dejó ver a un Castiel deslumbrante. Tal era así, que las personas dejaron de hacer lo que estaban haciendo para observarlo. Era como una perfecta fotografía en alguna famosa revista. Dean tuvo que tragar y recordarse que debía seguir respirando.
Castiel vio la reacción en su amigo, sentía como la mirada de Dean estaba sobre él, y no pudo evitar sonrojarse. Su corazón comenzó a latir con fuerza otra vez, y desvió la mirada hacia sus pies. Le gustaba provocar eso en Dean, pero al mismo tiempo, lo incomodaba no saber cómo reaccionar.
-Ese… ese te queda muy bien Cas.-dijo Dean, cómo hipnotizado, luego notó que no era el único embelesado con el ángel en aquel lugar, así que se aclaró la garganta, y mirando hacia los costados, anunció:-Bien, ahora me toca a mí.-
Cas tenía ya en sus manos la bolsa con su smoking, cuando vio que Dean abría el cortinado con ahínco, abriendo sus brazos, se mostró orgulloso. Realmente se veía muy bien. Cas sonrió, pero sus mejillas se tiñeron de carmín otra vez.
-Te ves bien.-admitió el ángel. Bajando su rostro sin desviar los ojos de su elegante amigo, que aún se observaba en el espejo.
-¿Qué puedo decir? Se me da lo elegante.-sonrió Dean.
Sam cerró la ducha y tomó la toalla, cubrió su pelvis con ella, y salió de la bañera, solo para encontrarse con Aruiel detrás de la bambalinas. Sam dio un pequeño salto al verla, pero inmediatamente enojó sus ojos verdes.
-¿Qué haces aquí?-preguntó el cazador, tratando de no mostrarse tan turbado como realmente se sentía por la presencia del ángel en un lugar tan íntimo como lo era el baño.
-Me aburrí y te seguí. ¿Es este un ritual de los humanos?-preguntó ella, muy campante, y no entendía por qué sus ojos no podían dejar de recorrer el cuerpo de aquel humano. Tenía muchos detalles y era… llamativamente atractivo.
-Si. Ahora ¿Quieres dejarme solo? Necesito cambiarme. Espérame en el salón de guerra, estaré listo en unos minutos.-pidió Sam, entonces Aruiel se puso solo a unos centímetros de él, mirándolo detenidamente a los ojos en silencio. Sam tragó con dificultad, no sabiendo como responder. Aquél ángel lo ponía nervioso. Y esto de mirarse fijo no era lo de él…lo había visto a su hermano lidiar con la mirada intensa de Cas varias veces… y solo se quedaba allí, mirándolo también de la misma forma. Quizás era una costumbre de los ángeles, o quizás…
Aruiel seguía observándolo de cerca. No sé había percatado de los detalles exquisitos en el rostro del humano. No sólo era interesante por sus habilidades de combate, sino que era… bello. Esa era la palabra. Cómo aquella vez que se quedó mirando su primera puesta de sol… bella… única. ¿Todos los humanos eran así? ¿O solo Sam Winchester? De pronto oyó como Sam tosió incómodo. Ella ladeó su cabeza curiosa. Sam la miró, pero solo por un segundo.
-¿Puedes irte ya, por favor?-pidió el cazador nuevamente. La chica dio un paso hacia atrás y desapareció detrás de la puerta. Sam pudo respirar aliviado. -Eso fue raro…-murmuró, pero al verse al espejo notó con asombro que sus mejillas estaban sonrojadas.
Sam se vistió rápido y llegó al salón de guerra donde Aruiel lo aguardaba. Al verla su corazón dio un vuelco inesperado, así que se quedó quieto en su lugar mirando su propio pecho, tratando de comprender esa reacción.
-Busquemos eso que nos pidió tu hermano.-sugirió la joven, Sam reaccionó al instante y la guió al subsuelo. Allí habían unos papeles sin clasificar. Aruiel lo siguió de cerca, pudo notar que el humano olía muy bien. Sam retrocedió solo un paso para abrir la pesada puerta y chocó con ella sin querer. Se dio cuenta que la chica caminaba casi pegada a él cuando volteó a mirarla. Ella le sonrió divertida. Sam pestañeó incómodo y entró en la habitación.
Habían cajas con carteles a modo de clasificación. Y estantes con objetos y más cajas.
-Si mal no recuerdo… los más antiguos están aquí…-murmuró el cazador, sacando una gran caja de uno de los estantes de arriba. La llevó hasta una mesa en el centro y comenzó a revisar. Aruiel decidió ayudar tomando algunos papeles.
Pasaron casi dos horas cuando Sam apartó un manuscrito. Estaba en arameo pero le faltaba una parte, parecía inconcluso.
-Esto es enoquiano.-anunció el ángel, batiendo un papel en el aire. Sam lo tomó, y leyéndolo en silencio, tomó el otro papel que había apartado. Aruiel lo miró con los ojos redondos. Era más que interesante ver a Sam así. El cazador iba de un papel al otro. Entonces ella tuvo que preguntar:-¿Comprendes lo que dice?-
-Si. Es como la narración de una anécdota, podría pasar desapercibida como un cuento o fábula… pero…-
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Unexpectedly You (Inesperadamente Tú) DCBB 2019 8/8 Completa!
FanficCas está de regreso en el búnker luego de estar ausente un par de semanas, aunque para Dean hayan Sido centurias. Así que esta vez, él va a entrenar a Castiel como cazador, no porque lo haya extrañado y quiere que se quede con él, para nada... solo...