2-Arma mortal

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Dean había usado sus encantos con una rubia, y ahora la tenía a su merced. Ella hablaba y le sonreía, y con cada frasecilla de coqueteo bien estudiada que le propinara el cazador, ella reía exagerada, y aprovechaba a tocarle el brazo. Si… esto era lo suyo. Tendría senos. Buenos senos. Pagó la cuenta y la condujo hacia el motel que quedaba al lado. Comenzó a besarla como siempre lo hacía y la joven se encendió. Pero algo iba mal allí abajo. No lograba excitarse por más que besara esos labios y esos pechos tan bien formados. Ambos cayeron sobre la cama, la joven estaba ya casi lista y él seguía con los bóxer puestos, su miembro muerto como lo más muerto que podría haber en este mundo.
¿Qué sucedía con él? Esto era nuevo… ¿A caso tenía que ver con que toda la noche su pensamiento había querido volar hacia Castiel, y el había hecho un esfuerzo sobrehumano por evitarlo? No… no era momento de traer a escena al ángel… esos ojos azules y penetrantes… esos labios llenos y exquisitos… esa barbilla fuerte…y su piel… si… ese rincón que se dejaba ver por sobre su corbata mal atada y floja, y su camisa algo desabrochada… ese espacio de piel tibia y pálida que… Dean sintió que una fiera se apoderaba de él. Su pene rígido con una erección que pedía a gritos ser liberada, se abalanzó sobre la muchacha y comenzó a besar su cuello, imaginando que era a Castiel a quién besaba. No quería pensarlo, pero no podía evitarlo. Castiel estaba en todos lados en su mente. Con ardiente deseo capturó los labios de la chica en los suyos… pensando en cómo sería el sabor de los labios de Cas. De pronto se imaginó introduciendo su lengua en la boca de su amigo, seguramente sería la primera vez para él, y eso lo excitaba más. La chica se retorcía de placer bajo los bruscos besos desesperados de Dean. Y otra vez al cuello, pensando en cómo sería desabrochar esa camisa y arrancar esa corbata… la chica emitió un quejido de dolor que lo trajo otra vez a la realidad.
-Me haces daño…-dijo la joven y Dean la miró.
-Perdón… seré más cuidadoso.-susurró Dean, su mirada estaba perdida en esa idea que daba vueltas ahora en su cabeza… ¿A caso había tenido que pensar en Castiel para excitarse? Su rostro se horrorizó. En ese instante la muchacha lo rodeó con sus brazos, mirándolo sugestivamente. Dean reseteó la situación y la besó en los labios suavemente. Podía sentir como su miembro volvía a morir, aumentó entonces la intensidad de los besos, estaba tratando de concentrarse solo en aquella hermosa mujer que pedía que le hiciera el amor. Llevó una mano a uno de sus pechos y lo acarició. SENOS. SENOS. SENOS. Se repitió a sí mismo, entonces besó su pezón y acarició el otro seno, la joven jadeaba bajo sus caricias y podía oírse que lo disfrutaba. Todo aquello era perfecto… ¿Entonces por qué el maldito no se despertaba?
-¿Te gusta esto?-le preguntó, susurrándole al oído, quizás si escuchaba algunas cosillas sucias serviría.
-Si… me encanta…- respondió ella ahogada de placer… hubiese preferido algo más, pero… ya no podía exigirle a esa chica. El problema era él. Así que volvió a los senos, a besarlos y tocarlos, ella estaba que ardía, él no. No entendía que sucedía, o no quería entenderlo, sus ojos miraron hacia un costado y pudo ver un perchero en donde la chica había dejado su abrigo color beige muy similar al que usaba Castiel, y allí estaba otra vez el ángel en sus pensamientos… lo imaginó eliminando a Dios sabe cuántos enemigos, demonios y monstruos, sin sudar ni una sola gota. Sus manos con esos dedos largos y estilizados, tan poderosos, tan temibles, entonces volvió a él la ardiente fiera, apoderándose de todo su cuerpo, su miembro viril se levantó como un ave fénix, duro y doloroso. La chica jadeó nuevamente al sentir la pasión de su compañero  de una noche.
Dean comenzó a besar su cuello nuevamente, y la imagen de aquel pequeño espacio de piel prohibida entre la camisa y Castiel, regresó a su mente para arrebatar todo lo que quedaba de cordura. Sí… el lo deseaba… lo deseaba tan suciamente como nunca antes había deseado a nadie. Deseaba sus labios tan exquisitos, tocar sus muslos, apretar su trasero… sentir su firmeza, sus fuertes músculos. Todo eso hacía con ella, imaginando que era Castiel. Se odiaba demasiado por eso, sabía que no era justo, pero nada podía ya hacer. Con cada punto del cuerpo que imaginaba del ángel, su fuego se encendía más… pero aún no quería imaginar el lugar más íntimo de Castiel… ese sería su nuevo límite, oh sí… debía poner un nuevo límite ahora porque ya había sobrepasado el viejo. Si… no imagines “eso”, es tu nuevo lugar obscuro.
Comenzó a penetrarla, imaginando cómo sería hacerlo con él, con cada golpe podía escuchar la voz de la joven pidiendo más, pero él no quería escucharla, en su mente era Castiel quien le pedía más y  ella llegó al orgasmo y el le siguió, en medio de un ruidoso…

Unexpectedly You (Inesperadamente Tú) DCBB 2019 8/8 Completa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora