Capítulo 7

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Mina llegó a su casa aquella tarde dándole vueltas al pensamiento de cómo decirle a sus padres la experiencia vivida en su primer día de clases. Su padre estaba en la oficina, y al parecer, su madre había salido, por lo que estaba sola en su casa. Su mascota, un perro blanco y negro, con ojos azules, de raza Husky Siberiano, corrió hacia ella apenas la pelirroja abrió la puerta. Ella se arrodilló a acariciarlo, riendo, y luego siguió hasta su habitación, dejando su bolso encima de su cama. Caminó a la cocina, comenzando a prepararse un plato de pasta. Encendió la pequeña televisión que había en la cocina, para ir escuchándola mientras terminaba de prepararse su almuerzo. La televisión se encendió en el canal de noticias. La chica se sirvió un vaso con Coca cola light y tomó un poco de esta, sentándose en la encimera de granito, viendo la televisión. La bandera nacional apareció en la pantalla, junto con el himno nacional, y un título que decía;

“Este programa ha sido interrumpido para la transmisión de una cadena nacional.”

Mina soltó un bufido. ¿Es que los incompetentes del gobierno no encontraban nada más que hacer que sentarse a hablar por televisión? Bastante mal estaba el país para que estuviesen en esa estupidez. Sacó el celular de su bolsillo, respondiendo un par de mensajes en un chat, cuando una frase captó su atención.

-El Ministro de Educación…-

La chica alzó la mirada, observando a un hombre con un traje y una corbata roja escarlata hablando frente a un grupo de personas. En la parte inferior de la pantalla se leía “Robert Galbraith, Ministro de Educación”. El hombre comenzó a hablar sobre unas medidas que debían ser implementadas para “mejorar” la educación en el país. Mina tenía ganas de reír, aquellos políticos no eran más que un chiste, por eso le interesaba la política, para hacer un verdadero cambio.

Casi se le cayó el vaso de vidrio de las manos cuando vio al VIceministro de educación parado al lado del Ministro Galbraith.

-Me tienen que estar jodiendo.- susurró.

En la pantalla, al lado del Ministro que hablaba y hablaba, estaba parado nadie más ni nadie menos que un hombre alto de cabello y ojos negros con lentes. Abajo en la pantalla se leyó “Viceministro Richmond”. Era Donald Richmond, su profesor de Ciencias Políticas.

La chica soltó el vaso con brusquedad y le tomó una foto a la pantalla, mientras Donald hablaba y contestaba unas preguntas a unos reporteros.

-Tengo que hablar con Sabater.- susurró cuando recuperó el aliento, aunque aún no podía creerlo.








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