Capítulo 9

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Mina salió de la oficina de Sabater con una nueva “misión” que le encargó el Director. Todo lo que se hablara en aquella clase de Ciencias Políticas debía comunicárselo a Sabater de inmediato con lujo de detalle. Ella bufó al ver que, efectivamente, le tocaba a primera hora clases con el profesor Richmond.

 

Al llegar al salón, tocó la puerta, la abrió lentamente y se asomó.

-Larson, llega tarde.- dijo Richmond al verla.

Ella asintió.

-Estaba hablando con el profesor Sabater, señor.-

Donald asintió. -Pase adelante.-

 

En toda la clase, Mina no alzó la mano, ni se atrevió a intervenir, mientras que captaba cada detalle hasta que la hora culminó. Mina se puso en pie, dispuesta a salir, cuando Donald pronunció su nombre.

-Larson, quédese por favor.-

Mina se detuvo en el marco de la puerta y cuando todos se fueron, ella se acercó al profesor.

-¿Si?-

Donald alzó una ceja, viéndola.

-Pude notar que no interviniste en toda la clase. ¿Fue por algo que Sabater te dijo?-

Mina abrazó sus libros mejor.

-No, señor.-

Donald se quitó los lentes, presionó con sus dedos el tabique de su nariz, se colocó de nuevo los lentes y la vio.

-Querida Mina, creo que podemos hacer esto mucho más simple si acordamos no mentirnos uno al otro. ¿Tu qué opinas?-

Mina tragó saliva.

-Supongo que si…-

-Bien.- Donald asintió. -¿Tu detención?-

-No tuve- respondió ella.

-¿Citarán a tus padres?-

-El Director Sabater no me lo comunicó.-

-Larson, no me mientas.-

Mina bufó.

-No creo que los vayan a llamar, sinceramente.-

Donald alzó una ceja.

-¿Y eso por qué?-

Mina comenzaba a exasperarse.

-Bueno, por que a lo largo de los años, mi conducta aquí ha sido impecable, por lo que hay razones de sobra para que esto sea tan solo una “llamada de atención.”-

Donald soltó una suave risa.

-Te faltó decir el “modestia aparte.”-

Antes de que Mina pudiese decir algo, Donald se puso en pie.

-Mina, ¿cómo deben tratarse los políticos a pesar de que se odien mutuamente?-

La chica lo observó, confusa.

-¿Con respeto?-

Donald asintió. -Pero políticamente ¿cómo se le dice al respeto?-

La pelirroja estaba aún más confundida, no sabía a que quería llegar con eso.

-¿Con Diplomacia?-

El profesor sonrió, complacido.

-Excelente…-

Se acercó a ella, sin despegar sus ojos negros de los verdes de ella, aproximándose tanto que su porte intimidante aumentó aún más. Ella se mantuvo inmóvil, sintiendo lo tenso que estaba el aire, casi que parecía una fina capa de vidrio que en cualquier momento podría explotar. El profesor Richmond se detuvo a centímetros de ella, y susurró a su oído.

-Mina, vamos a tratarnos frente a todos con diplomacia, y entre nosotros…-

Se apartó un poco, observando fijamente sus ojos, clavando su mirada en ellos como dagas.

-Nada de mentiras.-

 

Y con eso se fue, dejando a la chica sola, en silencio, pero que gritaba dentro de su cabeza.




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