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La rutina ahora abarcaba las mañanas, donde ambos nos sonreíamos para luego continuar cada quien, por su camino. Trabajábamos durante el día, centrándonos en nuestras vidas y por las noches esperaríamos el uno al otro, sentados en una banqueta bajo un inmenso árbol.

— ¿Llevas esperando mucho? — Su suave y ronca voz me distrajo, haciendo que perdiera aquel juego en el último instante. Y tanto que me había costado llegar hasta allí.

— ¿La verdad? — me puse de pie sonriente, a pesar de haber perdido — si, llevo sentada aquí por casi cuarenta minutos. Lo saludé.
Esperaba que me contara, a grandes rasgos, la razón de su demora. Eramos amigos, creo, muy aparte de que tal vez merecía la explicación de por qué tuve que esperarlo por tanto tiempo.

Era invierno, el día de ayer había nevado y producto de ello las calles estaban cubiertas de una capa blanca. Una enorme bufanda a juego con mi pantalón, me cubría junto a un gorrito de lana. Había tenido el día libre. Nam me lo había dado como recompensa por mi buen desempeño.

— Me gusta tu sinceridad — sus encías relucieron. Él también llevaba puesta una bufanda junto a una especie de abrigo color crema que le hacia ver muy sexy — lo normal es que te digan: "No, descuida, acabo de llegar".

Reí — No tengo intenciones de dejar que mi gran hazaña pase desapercibida, ¿sabes? No cualquiera espera cuarenta minutos y con este clima.

Su risa cortó el aire e hizo que mi corazón se detuviera. No lo entendía. Cómo era posible que aquel sentimiento estuviera creciendo con tanta facilidad, rápido y silencioso, avanzaba sin darme tregua, sin dejar siquiera que lo reconsidere, sin poder defenderme.
Pero incluso si me diera cuenta, ¿Cómo se lucha contra un sentimiento?

Pasaron cerca de cinco minutos cuando explicó la razón de su tardanza. Un pequeño contratiempo al final de su jornada, lo entendía. No importa en qué trabajaras, siempre que se trataba de dar un servicio a alguien te topaba con gente indeseable. Personas mal educadas y vulgares existían a montones.

Reímos durante el camino, poniéndonos al día de lo acontecido en nuestras vidas y así hasta llegar a nuestro destino, el lugar donde el se despedía y yo le daba la espalda para continuar hacia el edificio en el que vivía.

Fue extraño, no se despidió como esperaba lo hiciera y me sorprendió cuando me invitó a tomar un café ... en su casa.






DarkSunA~

Smile // (M. YG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora