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Capitulo con contenido🔞 si esto te incómoda puedes pasarte a la siguiente página.

Un sábado por la mañana, Dib se encontraba acostado en el sofá viendo la repetición de misterios misteriosos.

No había mucho que hacer en ese día.

Gaz estaba en la cocina jugando con su consola, en la mesa se encontraba un sándwich a medio comer.

Los dos jóvenes estaban solos en la casa como de costumbre, la ausencia de su figura paterna no era rara, ya que se la pasaba en los laboratorios, así que ellos estaban acostumbrados a ello.

— ¡Maldita sea! — Gruño la pelimorada.

— ¿Qué te ocurre?. — Volteó a ver a su hermana, mientras ella se levantaba de la mesa.

— Que te importa, estúpido. — Colocó el plato en el lavadero y subió las escaleras sin decir nada más.

Se le veía molesta ya que no podía pasar un nivel del juego, Dib solo observaba, sabía que si decía algo saldría con los huesos rotos así que guardo silencio.

El azabache siguió con lo suyo hasta que alguien interrumpió su momento de calma.

El de gabardina abrió la puerta y no encontró a nadie afuera

Se dio la vuelta viendo a Zim enfrente de el, sacándole un susto enorme.

— ¡¿Cómo demonios entraste?! — Volvió a mirar a fuera esperando una respuesta del contrario, pero este mismo se contesto. — Ah si, eres un extraterrestre.

— Humano Dib, ¿Se te a extraviado algo? — Sacó de su pack una cámara algo pequeña —¡Deja de espiarme tonto!

— ¡No te estoy espiando! — Tomó la cámara y la reviso detenidamente. — Esto esta desactivado Zim, hace mucho que no te espío.

Mintió.

— ¡Mentiras, sucio Dib! — El de piel verde se abalanzó sobre el mayor rasguñando el rostro de este.

El pobre azabache no pudo ni meter las manos, calló de espaldas dándose tremendo golpe en la cabeza, mientras el irken lo trataba de estrangular.

La situación era extraña por dónde lo miraras, dos jóvenes, uno encima del otro.

Claro, algo totalmente heterosexual.

— Umh, Zim, por lo menos invítame un café o algo primero, ¿No? — Sonrió, aún que por dentro estaba muriendo de nervios.

Desde hace unas semanas atrás se sentía extraño con la presencia del irken y su forma de lidiar con los nervios era incomodando al menor.

Por otro lado, al contrario se le tornaron las mejillas de color rosa, Zim no entendió lo que el de gafas trato de decir, pero. . .

Esa sonrisa lo hacia sentir algo. . . ¿raro?

Realmente no sabía ya que era la primera vez que sentía algo así.

El irken se quito de encima de Dib tocando sus mejillas, estaba confundido, muy confundido, el solo se dio la vuelta dándole la espalda al chico de gabardina.

Quería evitar que el mas alto lo viera de esa forma.

Cómo vulnerable.

— Escucha Dib mono, no soy ninguna fémina para que me estés giñando el ojo como un tonto — Se cruzó de brazos.

Dib seguía tirado en el piso sobándose su cabeza.

— Como quieras. — Se levanto del suelo sacudiendo su ropa. — Bueno, si no tienes nada mas que decir. — El pelinegro camino hacia la puerta y la abrió dándole a entender a Zim que se fuera.

𝙽𝚘 𝙼𝚎 𝙳𝚎𝚓𝚎𝚜 [𝖹𝖠𝖣𝖱] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora