Capítulo 4 - Trágame Tierra

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"Estoy muerto"

Y por la cara que se le quedó a continuación, Des bien podría haber sido el modelo que inspiró a Edvard Munch para su cuadro de "El grito".

"Acabado antes de empezar"

Por lo que llevado por el pánico, Des rogó a todos los dioses existentes de la galaxia, reales o imaginarios, para que la tierra se lo tragase ahí mismo.

Pero en vez de algún tipo de respuesta mística por su parte, lo único que obtuvo fue la compañía de Vanesasa, quien llegó con aspecto algo confundido hasta él. Pues había visto desde lejos toda la interacción de ellos dos y no estaba entendiendo nada.

-A ver ¿Me he perdido algo? -le cuestionó entonces cruzándose de brazos a la par que enarcaba una ceja. -Porque desde lejos hubiera jurado que por fin te dignabas a coquetear con alguien... pero ahora tienes cara de haber visto a la niña de "The Ring" en el porta bultos de la moto de uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Así que-

-¡He- ¡HELIOS! -respondió Des prácticamente tartamudeando. Mientas volvía a reaccionar, casi como si se hubiese descongelado de repente. Solo para ruborizarse hasta las orejas, empezar a sudar, y salir corriendo del café con dirección a la trastienda como alma que lleva el diablo.

Inesperadamente allí le esperaba Elisa, con su regalo en brazos. Venessa también le siguió. Y ninguna de las dos entendió al principio el aparente ataque de nervios que estaba sufriendo el dueño del nuevo café.

-¡¡Era él!! -exclamó finalmente éste cuando, entre cajas y algo de mobiliario no usado, consiguió calmarse un poco. Aunque no lo suficiente, pues a continuación pareció quedarse aún más pálido, antes de terminar acuclillado en el suelo mientras ocultaba su cabeza entre sus brazos.

-¡¡Vanessa voy a matarte!! ¡¡Era Helios!! ¡¡Era él!! ¡Cuatro meses buscándole! ¡Y el día que lo encuentro me pilla con tu maldito "regalito" de 30 centímetros! ¡No quiero ni imaginar que es lo que habrá pensado de mi! ¡¿Con qué cara voy a mirarle ahora?! 

-Espera ¿Eso quiere decir que va a volver? -preguntó Vanessa más sorprendida que preocupada. 

-Además ¿estas seguro de que era él? -añadió al poco. -Creo recordar que un día me confesaste que habías removido cielo y tierra para encontrarlo. Hasta te hiciste socio de Greenpeace para nada. Así que, ¿cómo estas ahora tan seguro de que es él?

Des no contestó. 

Había terminado abrazado a una de las cajas de café de la trastienda, mientras enormes lagrimones sorteaban sus largas pestañas.

Elisa se sentó a su lado para darle algunas palmaditas en la espalda:

-Bueno, tal vez se haya creído lo de que es mio... aunque obviamente no sea un soporte de móvil. -explicó la chica con una risa nerviosa y algo de pudor. Hasta que el nuevo dueño del café exclamó en tono trágico:

-¡¡El hombre de mi vida va a pensar que soy un pervertido!! 

-¡Oh, vamos! ¡¿Cómo que el hombre de tu vida?! -replicó entonces Vanessa un poco ofendida. -Lo has visto ¿que? ¿diez minutos en total? Di que te gusta. Que te pone... pero de eso a llamarlo "el hombre de tu vida"... ¡Por favor Des! 

-Además -añadió la mujer tratando de hacer reaccionar a su amigo. Aunque puede que no de la mejor forma posible: -Siendo fiel a la verdad, un poco fetichista sí que eres...

-¡Pero él no tiene porque saberlo! -contestó el aludido claramente angustiado a la par que se abrazaba aún más fuerte a la caja. 

Elisa se permitió entonces una mirada molesta hacia su compañera de trabajo -técnicamente su jefa de hecho-, una de esas que pueden leerse con facilidad y que en éste caso venía a decir algo como "¡Vanessa cierra la bocaza y deja de empeorarlo!"

Esta es la cosa más estúpida que has hecho en toda tu vida [ AMOLAD ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora