Capitulo 20

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"—¿Beatrix, está muerta? —susurro viendo por el enorme ventanal.

—Si, la encontraron muerta cercas de él lugar donde solía ir a tejer por las tardes. —acomodaba ciertas cobijas de seda en sus brazos la sirvienta.

— ¿Quien cuidará de sus hijos? KarlHeinz-Sama no podrá hacerlo —la observó con las cejas curveadas hacia abajo.

— El señor KarlHeinz en el entierro de Beatrix-Sama, lo dirá. Es muy trágico lo qué pasó, ¿porque le harían algo así? Siempre fue muy reservada y no tenía problemas con nadie — susurro triste. Levantó su rostro poco después sonriendo. — Si necesita que le ayude en algo más puede decirme.

Christa asintió sonriendo después de que la sirvienta cerrará la puerta. Camino a el espejo tomando asiento y suspiro, ¿debería sentirse feliz o triste? De alguna manera tendría una rival menos y de alguna otra no tendría con quien tomar el té por las tardes cuando no encontraba a Subaru.

— Me siento tan mala por ti, ¿quien sería capaz de hacerte morir de manera tan cruel? ¿Fuiste tan mala todo este tiempo? —susurro acomodando su moño. — Pero me siento feliz el saber que no podrás alejarme de KarlHeinz, cuando decías que no lo amabas; estaba más que segura que lo amabas aún más que nosotras. Descansa, Beatrix. —tomó la flor blanca cercas y sonrió."

Recordaba muy bien a Beatrix, recordaba el día de su muerte, lo recordaba a la perfección. Se levantó de el sofá y camino a las afueras del castillo ocasionando eco por causa de su calzado, observe a la niña rubia cuidando de las rosas, con melancolía salió y se acercó solo unos metros de ella. Yui la observó con el ceño fruncido mientras seguía en el suelo junto con el canasto de abono.

— ¿Podrías venir a sentarte un rato conmigo? —exclamó Christa. Se dio la vuelta acercándose a una banca cercas del rosal sin esperar una respuesta.

Yui insegura se levantó sacudiendo sus ropas y sentándose aún lado de Christa. La albina observaba la luna con seriedad mientras que Yui veía sus zapatos. Todo era silencio, solamente se escuchaba las hojas de los árboles al chocar con la brisa fuerte que había aquella noche, el retumbido de los grillos era notorio.

— Cuando Subaru era pequeño, solía venir a cuidar conmigo las rosas. —sonrió viendo el rosal. — Siempre fue un buen Niño. — Yui la observó unos instantes y bajo la mirada sin saber qué decir, Christa inmediatamente la observó con una sonrisa un poco curveada. — las rosas son muy lindas, ¿no crees? KarlHeinz me lo obsequió cuando aún era una niña, me sentí muy feliz — acarició su cabello. — También recuerdo que cuando era niña solía jugar en este lugar, fueron mis mejores tiempos, nuestras vidas fueron un poco diferentes cuando yo tenia tú edad, Yui, ¿cierto?

— Si —susurro seria.

— A tu edad, solía pensar en un solo chico, solía pensar en cuidarme físicamente e ser linda en mi personalidad —río un poco. — Debe ser lindo enamorarse, ¿no crees?

— Lo es, es lindo enamorarse. Guardas dentro de ti muchos recuerdos, ya sea en aromas, lugares e incluso en ambiente —sonrió Yui.

Christa sonrió ante aquello y observó su guante, pocas veces podía tener su consciencia limpia, sin pensar en Cordelia y KarlHeinz.

— Lamentó mucho el querer envenenarte, no sé porque lo hice.. tu aroma es muy parecido al de alguien que solía aborrecer —susurro.

— No hay problema —sonrió moviendo sus manos.

— Eres una niña muy linda, tu cabello e smuy lindo, tu rostoe es lindo –observó a Yui con detalle. – Los humanos son lindos físicamente.

Yui sonrió de lado y suspiro nerviosa.

– Subaru, no solía hablar mucho de usted, incluso creí que estaba muerta al igual que las madres de los demás chicos. –su voz se cortaba por los nervios.

Christa puso un rostro neutral, no mostró sorpresa, enojo, alegría, tristeza, no mostró nada ocasionando terror dentro de la rubia. Dirigió si mirada a Yui y tomó uno de sus manos.

– ¿Podrías amar a Subaru por mí? ¿Podrías cuidarlo por mí, Yui? Esto no te corresponde a ti pero.. Se que amas tanto a mi hijo como yo. –bajo la mirada. –¿Es mi culpa el que el sea así? Yo.. Lo siento, si de alguna manera pudiera decirle cuanto lo amo sin recordar a KarlHeinz todo sería diferente.

Yui trago saliva y bajo la mirada para sonreír.

–Subaru también la ama bastante, el a dicho que ama a su madre.

–¿El ha dicho eso? –dijo sorprendida. Yui solamente asintió.

Christa se levantó de la banca y con ambas manos cubrió su rostro, se sentía confundida, se sentía desesperada.

Yui por su lado suspiro y se levanto para poco después intentar acercarse a Christa.

–Vete de aquí antes de que comience a dañarlos –susurro. – Ya no quiero lastimar a nadie, ya no quiero herir a nadie, yo... Ya no puedo. –presionó con ambas manos si cabeza.

– Christa-sama, por favir guarde la calma..

–¡VETE NO QUIERO VERTE! ¡COMO PUDE HABLAR CON UNA PERSONA TAN DESAGRADABLE COMO TU, HUMANA IDIOTA! –la señaló. –Los humanos son horribles, los humanos son tan inútiles, creen que pueden entender a un vampiro, se creen mejores, me recuerdan a ese maldito demonio –murmuró.

Yui poco a poco se alejo, ella daba miedo, bastante miedo.
Corrió a la entrada del rosal para finalmente encontrarse a Subafu escondido en la fuente.

–Subaru –lo llamó. El estaba serio, con ambos puños apretados. –¿escuchaste todo?

– ¿Fue un error venir aquí contigo? Lo fue.. Después de todo tienes el corazón de la mujer que mi madre odia incluso muerta. –sonrió sarcástico.

–Subaru..

– No digas nada, entremos al castillo –estiró su mano para tomar la de Yui.

Ambos entraron así a él castillo; observó detrás, Christs seguía encerrada en su locura, quería ir.. Quería estar con ella pero lo haría después de distraer a Yui.

°°°°°°

El sonido de el reloj era fuerte, las sirvientas hace do el aseo de la torre, esperando a una gran persona.

Christa se paseaba por los pasillos tratando de controlarse al ver a la persona que no la ha dejado de atormentar desde que tiene memoria.

– Christa-sama, KarlHeinz-sama la espera en el rosal. –llamó el mayordomo.

Sin respuesta se dio la vuelta y se dirigió al rosal, todos eran lindos recuerdos para ella.. El tan solo pensar con quien los pasó le atormentaba aún más. Y ahí estaba, su enorme melena era inconfundible, su sonrisa que tanto amaba, esos ojos que siempre amo con todo su corazón, KarlHeinz.

–Christa, cada día eres más hermosa –abrió sus brazos.

–KarlHeinz, te he extrañado –susurro abrazándolo.

No era el típico abrazo que ella solía darle, tampoco la misma emoción que solía tener, algo iba mal.. Y eso lo sabía KarlHeinz.

–¿Ocurre algo?

Ella permaneció callada, no lo observaba, no lo haría si no, podría enloquecer.

–¿Podrías llevarme a la Torre? Ya sabes, solamente quisiera estar ahí, es un lugar tranquilo, nada mas.

El estaba serio, ¿tramaba algo? No dejaría que se cumpliese lo que ella tramaba. Inmediatamente tomó su rostro y la beso, algo que a Christa inmediatamente correspondió.

– ¿Me amas solo a mi? –susurro Christa.

– Eres la única para mi.

Mentiroso, mentiroso, mentiroso. Tu nunca me amaste, jamás lo hiciste, solo quieres tenerme atado a ti como lo hiciste con Cordelia y Beatrix, ambas murieron.. Y yo se que el no podría matarme, el no debía matarme, el y yo sabemos quien puede hacerlo, quien puede hacerme descansar, quien puede darme mi deseo de no morir atada, ambos sabemos sobre este plan. Pensó.

El Pasado De Christa; Diabolik Lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora