Chapter five.

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“¡ERES UN ASCO! ALEJATE DE MI! ”

“Estas enfermo,no tienes cura,pero te ayudaré a librarte de todo esté sufriento. ”

“Vete de aquí,ya no eres bienvenido. ”

“valla... Que lindurda~ ”

“¡Mario! ¡Mario! ¡SALVAME! ”

“En nombre del reino koopa,yo te maldigo con la tortura eterna.”

— ¿Encerio creíste que el te eligiria sobre mi?

— Perdiste todo tu valor como persona. —

Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi,Luigi.

Despierta.

Abrió los ojos  de golpe,trato saliva y soltó un leve gemido,escupió un poco de sangre y se levantó del frío suelo,tal parece que estaba tan cansado que no llego ni a su cama. No era la primera vez que se quedaba dormido en ese estado,tampoco era la primera vez que escuchaba voces huecas en su mente,representaciones de sueños que al despertar ignoraba.

Ugh,asco.. — se quejo limpiando sus cumisuras de la boca con la manga de su ropa.

Se sentó en el sillón y saludo a maniquí,se quedo un largo rato sentado y después fue a buscar un cambio de ropa,hoy iría otra vez a Nueva Yonk para comprar proviciones.

Se puso unos pantalones de cuero negro con botas y un abrigo con correas del mismo color,para acompañar su conjunto uso una gargantilla simple con un colgante pequeño del símbolo La Triqueta*  acompañando con unos lentes oscuros,un guante táctico en su mano derecha y para finalizar, peino su cabello hacia atrás.

Parecía sacado de un cuento de Drácula o incluso,un aliado de la reina de las sombras,pero este cambio tan drástico de look servía para poder pasearse entre las calles sin sentirse aterrado. El overol azul y su gorra característicamente verde que alguna vez vistió. Ya no existían.

Al ser de día,decido pasar el bosque caminando hasta llegar a la ciudad,iba mirando el piso,pensando en cualquiera cosa.

Al encontrarse en las recurridas calles de la ciudad,fue a la licoreria a buscar una buena botella de whisky y cigarrillos,después,fue al supermercado a comprar comida congelada y finalmente,se dirigió a una cafetería,al no haber desayunado,comenzó a sentirse mareado,por lo cual,no quería desmayarse en plena calle.

Se sentó en una de las mesas más apartadas,se acomodó los lentes y espero a que llegara una mesera,mientras el veía el menú,sobre la mesa.

— Un café negro sin azúcar y un trozo de pastel de chocolate por favor. — ordenó sin alzar la vista, mientras acomodaba su guante derecho y le tendía el menú a la mesera.

— ¿Luigi? ¿Encerio eres tú? —

El castaño se congelo al escuchar aquella voz,con mucha cautela,alzó la vista y lo vio. Con su uniforme,con su gesto lleno de asombro,no había escape,aunque tratara de usar su magia terminaría más débil de lo que ya estaba.

Se esforzó en no parecer incomodo y no prestarle atención.

— Luigi... Por dios... — susurró llevándose las manos a la boca — ... ¿Que te has hecho?... —

Fue suficiente.
Tomo sus compras, se levanto de la mesa y lo empujó levemente para poder retirarse por la puerta. Pero desgraciadamente,lo tomo de la mano izquierda,frenando su huída.

— Tengo que hablar contigo. — pidió rápidamente,con una voz sería.

— Es una pena. — respondió Luigi quitándose los lentes con su mano libre para mirarlo directamente a los ojos — Por lo que yo levemente entiendo,no tenemos nada que tratar. — se separo bruscamente de el y se dió media vuelta,listo para irse.

— Pauline te está buscando. — le dijo volviendo a interceptarlo a medio salón Te recuerdo que ella no tuvo nada que ver en esto.—

Recordar.... ¿Recordar que?
Luigi no entendía a qué se referia pero con un rostro estoico y frio negó con la cabeza y se volvio a colocar los lentes.

— Ni siquiera se de qué hablas Yoshi.— aclaro separandose con fuerza del dinosaurio mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar lejos de él, sin mirarlo o algo parecido.

Le costó trabajo encontrar el punto medio en su vida,y no iba a caer. — Hace mucho tiempo que mi mente aprendió a eliminar las cosas que me dañan. Y ya no intento recordarlas,son tan poco elocuentes que no valen la pena. —


—“El grado de civilización de una
sociedad se mide por el trato a sus presos”—
Fyodor Dostoyevsky.

"Hanran" (Maruigi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora