01: El demonio lucía como un ángel, y era él.

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Mi vida siguió como si nada por los siguientes días, sumida en una tranquilidad a la que estaba acostumbrada. Hasta que el viernes por la tarde después de clases, Amy me invitó a ir al club en el que había tenido mi primer encuentro con Luca Hanssem. No sabía si ir, teniendo en cuenta de que me comentó que había sido invitada por el pelirrojo que era familia del rubio, dudé, pero no me aceptó un no por respuesta y antes del anochecer justo cuando llegué de trotar por alrededor de la zona en la que vivía, me la encontré en casa hablando animadamente con mi tía Jeanisse y allí supe que no tenía opción ni escapatoria.

—No pienso ir a ese club, Amy —me negué en cuanto estuvimos solas en mi habitación.

—No seas aburrida, Nina Roseanne. Mike nos invitó. Será divertido, voy a buscar algo en tu vestidor para que te pongas.

—¿Estará Luca? —no pude evitar preguntar, mordisqueando mi labio inferior con la idea y antes de entrar a mi armario, Amy se giró a mirarme.

—Eso creo. Es el dueño, Nina. Pero sigue mi consejo, es por tu bien. No te conviene, así que si está allí no trates de hablarle mucho.

¿Por qué no?

Me parecía un sujeto interesante y ciertamente cautivador. Él otro día, cuando me llamó por mi nombre y dejó en claro que tenia conocimiento de mi existencia, se fue a los segundos, dejándome con el corazón latiéndome con fuerza e incluso más curiosa que antes.

—Vale, está bien —asentí rendida de que sabía que terminaría yendo.

Cuando la noche cayó y estuve lista al igual que la otra rubia. Ella recibió una llamada que supuse que sería del pelirrojo y no me equivoque cuando me indicó que bajáramos porque habían llegado por nosotras. Me di un último vistazo en el espejo antes de salir, observando mi cabello cayendo en cascadas onduladas hasta la altura por debajo de mi busto. Tras salir de casa me abracé a mí misma sintiendo el frío de la noche golpearme en una ventisca de aire, el suéter blanco a la altura de mi ombligo no era lo suficientemente cálido para esta noche de septiembre y agradecí que subiéramos rápido a la camioneta negra que estaba aparcada frente a mi casa y que pude darme cuenta de que era la misma en la que él había subido aquel primer día en el que nos vimos cuando lo vi salir.

De inmediato el olor a cuero, loción varonil y aromatizador de coco invadió mis fosas nasales y la calefacción del vehículo me envolvió mientras saludaba al pelirrojo al volante después de que Amelia lo saludara primero. Al fondo en el estéreo se escuchaba una canción que reconocí y cerré los ojos apoyando mi cabeza en la ventanilla mientras mi amiga adelante hablaba suavemente con el pelirrojo.

Me di cuenta de que no estábamos yendo en dirección al club nocturno cuando pasó media hora de viaje en auto y aun no llegábamos. Al contrario, observé como la camioneta entraba a lo que parecía ser un mini palacio y se detenía en la entrada tras pasar el portón de hierro blanco que se abrió y cerró de manera automática. Estaba oscuro y no pude identificar mucho donde estábamos, a pesar de que el frente estuviera iluminado. Cuando Michael apagó la camioneta me dediqué a mirar hacia la fachada del mini palacio antes de bajar de la camioneta, levanté la mirada hacia arriba, en un balcón estaba una silueta alta y entonces lo reconocí.

Luca Hanssem estaba de pie, al parecer fumando un cigarrillo mientras miraba hacia acá.

—¿Dónde estamos? ¿Qué hacemos aquí? —me apresuré a preguntarle al pelirrojo justo en el momento en que abrió la puerta de su lado.

Él se giró a mirarme.

—Nuestra noche comienza aquí. Después sigue en LittleBig London, relájate, linda.

—Ah, por supuesto. Porque esa respuesta aclara todas mis dudas —dije sin vacilar con cierto enfado que no supe de dónde salió.

Abrí la puerta y bajé mirando hacia donde el rubio estaba, pero ya no se encontraba allí. Amy y el pelirrojo caminaron delante de mí e intenté alcanzarlos para entrar junto a ellos cuando Michael ingresó a la casa seguido por Amelia. Tardé unos segundos en llegar, al estar en el interior, lo primero que hice fue mirar a mi alrededor con insaciable curiosidad acerca de donde estaba. Fue entonces cuando mis ojos se encontraron con los azules del hombre que venía bajando las escaleras y me quedé de pie en mi lugar sin moverme ni un centímetro. No pude hacerlo ni viendo como el par con el que vine se iban por un pasillo. Me sentí nerviosa mientras Luca Hanssem venía hacia mi sin decir nada. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca y el aroma de su perfume llegó a mi nariz, me embriagué con el olor por unos cuantos segundos.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2023 ⏰

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