Padres y teléfonos

14 2 4
                                    

- Ya estas al día con las clases y las tareas. Tienes todos los apuntes de pero aún no nos has dicho por que no viniste ayer a clases - Habla Layla en el se abrocha el cinturón de seguridad. Le doy una mirada neutra porque no tengo ni idea de como explicarles la razón de no asistir ayer a clases.

- Estaba algo cansada, se que no es una buena justificación para faltar a la escuela - Me sincero restándole importancia y poniendo en marcha el auto. El silencio reina entre nosotras tres, pienso si Scott le habrá dicho sobre lo que pasó anoche no quiero que crean una errónea imagen de mi.

<< Si creen algo erróneo es porque tu te lo buscaste, te dije que no ingirieras eso pero no escuchaste>>

La misma voz que escuche ayer reaparece y con toda la razón. No se ni que pasaba por mi mente en el momento en que bebí toda la botella de vino y rompí otra promesa, creo que me merezco que crean lo que quieran creer de mi.

<<Déjate de ser tan exagerada y pesimista eso no va contigo en este momento>>

Vuelvo a escucharla pero la ignoro. Recuerdo a la perfección la primera vez que fumé estaba igual que ayer; sola y con la cabeza llena de preguntas. Recuerdo como me encerre en el baño de mi habitación destapando una botella tras otra con lágrimas callendo como una cascada, lloraba por la soledad y el vacío que estaba albergando esos días, despertando a la mañana siguiente con el mismo vacío y sin respuestas solo me destruía sin conseguir nada más que dolor y problemas.

El timbre de un teléfono me saca de mis recuerdos agrios, regresandome a la amarga realidad donde tampoco tengo todas las respuestas pero esta vez me esforzare más en encontrarlas. El teléfono es respondido por la rubia a mi lado de copiloto, Megan y yo observamos curiosas en silencio, le hecho algunas miradas por el retrovisor a Megan y de reojo a la rubia la cual se emociona al instante por su llamada de seguro inesperada.

- ¡Acepto! - Grita al teléfono dejándonos casi sordas, miro otra vez a la rubia emocionada que ahora me mira con una amplia sonrisa y señala al teléfono susurrando después un "es mi papá", asíento sin saber que decir ya que ella no habla nunca de sus padres ni de sus hermanos, Megan los mencionó creo que por error y después toda la conversación cobró un poco de frialdad; la rubia nunca volvió hablar ese día, pensé que era un tema que no se debía tocar porque tal vez sea delicado de explicar para ella desde ese momento no se ha vuelto a hablar de su familia.

La pelinegra se tensa por completo y mira con enojo al teléfono, se acerca despacio hasta quedar con medio cuerpo en la parte de alante mirando con desagrado al teléfono en manos de la rubia .

- Layla, dame el teléfono - Pide chirriando los dientes por el enojo pero ¿por qué?, la rubia se niega a dárselo y Megan se lo arrebata volviendo con su premio en mano hasta su asiento trasero.

- ¡Megan! Dame puto teléfono. ¡Ya! - Se pide con falsa modestia y delicadeza la chica a mi lado. Megan niega con el teléfono en mano llevando después el aparato hasta sus oídos procediendo a hablar.

- Charles, ¿Cómo estás? Me alegra que la estés pasando de puta mierda - Pregunta y contesta sin esperar a que el hombre detras de la linea lo haga, vemos como sonrie con felicidad la pelinegra - Creí que fuimos bien claros la última vez que hablamos contigo - Dice mirando a su amiga por el retrovisor dentro del auto - ¿Cómo conseguiste su número? - Pregunta con falsa preocupación - No quiero que la llames, Charles -

- ¡Quiero que me regreses el teléfono! - grita Layla enojada quitándose el cinturón de seguridad para ir en busca de su teléfono. Mantengo la calma, sigo conduciendo solo falta girar a la derecha para llegar a casa de Megan y entonces dentro de casa podremos resolver este estúpido inconveniente. Giro y aparco el auto .

Mentiras EnemigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora