Son las 8:00 cuando por fin me desocupo, Dome está en la escuela, mi mamá trabajando y yo logro conectarme. Me acerco lo que más puedo al centro de la ciudad mientras aún es hora pico.
Pasan 30 minutos antes de lograr encontrar un viaje, una señora de unos 60 años que me cuenta sus viajes por Europa, en el fondo me gustaría que mi mamá pudiera hacer lo mismo. Viajar y ver el mundo como siempre lo quiso, pero no ha podido hasta ahora. En parte me entristece y en parte no puedo estar más agradecida por su ayuda.
Fue agradable hablar con la señora, pero me llevó a un punto de la ciudad que no tiene mucho movimiento y hasta regresar al centro ya prácticamente acabó la hora pico, así que me estaciono para no gastar mucha gasolina. Normalmente solo trabajo hasta las 9 am, pero hoy necesito hacer siquiera $50 para poder pagar el recorrido de los niños.
Bueno, no hay que pensar negativamente me repito, ¡¡algo bueno va a pasar hoy... algo bueno va a pasar hoy... algo bueno tiene que pasar hoy!! ¡¡Por favor!!
Escucho un golpe al costado del carro, ¿Qué pasó? Regreso a ver, un carro parqueado a lado del mío acaba de abrir su puerta golpeando el costado de mi carro.
- Oye... – salgo del vehículo
- ¡Señor! - tal vez lo dije un poco fuerte, pero me sentía un poco emocional y se me salió con un poco de demasiada fuerza. - Perdón. pero acaba de golpear mi auto- El tipo que lo golpeo, ni siquiera regresa a verme, sigue en su teléfono ignorándome.
- Oiga- insisto- no le cuesta nada decir que lo siente. - regresa a ver muy altanero mi Renault.
- Creo que sufrió más mi auto que el suyo- y se va... como si no valiera nada.
- ¡OIGA!! – le grito mientras él me ignora y entra al edificio en el que supongo trabaja.
- IDIOTA- ya no tiene caso insistir, por lo menos puedo coger las placas del carro, regreso a inspeccionar el golpe en la puerta del copiloto
¡Pero, que estúpido abre la puerta tan fuerte... la puerta tenía un golpe grande! Lo que me faltaba ahora tenía que pagar para arreglar la puerta, ¡Señor!... tenía que ser un buen día.
- Señorita... - me llama una voz masculina
- ¿Sí? – respondo un poco molesta, hasta que me doy la vuelta y me encuentro cara a cara con el dueño de dicha voz, como de 1,80 atlético y totalmente encantador
- Disculpe, soy el asistente del Señor Santa Fe – me extiende una tarjeta.
- ¿¿El señor Santa fe??
- Usted lo llamó idiota hace unos minutos- me dice con una sonrisa.
- Ohhhh... bueno pues lo fue.
- No lo niego- me dice sonriente, y vaya que tiene una hermosa sonrisa- me envió a ver los daños a su vehículo.
- Pues, era lo menos que esperaba- dije tratando de parecer confiada, a lo que él solo respondió sonriendo de nuevo... ¡no debería dejar de sonreír!
- Por favor, acepte la tarjeta y si me lo permite le puedo recomendar un taller. Nosotros asumiremos el costo de la reparación.
- Gra... gracias- logré decir antes de tomar la tarjeta.
- Me podría ayudar con su numero de teléfono- su voz era tan cálida y su sonrisa tan hermosa que me quedé callada creo que demasiado tiempo que puede haberlo mal interpretado- para saber sobre el arreglo del vehículo – aclaró.
ESTÁS LEYENDO
Aries
RomanceUn accidente de tránsito la obligó a madurar al hacerse cargo de sus cuatro sobrinos, con apenas 22 años Ariana Mendoza hace lo posible por mantener y criar a sus sobrinos, sin trabajo y con problemas legales, decide trabajar como conductora de Uber...