Capítulo 5

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Sebastián disfrutaba la cocina, pude notarlo hizo espagueti con boloñesa, de una manera muy diferente a la que yo lo haría, digamos que él cocina más gourmet y yo lo hago para que haya suficiente para todos.

Traté de ayudarlo, pero me rendí después de que me regañara por no cortar la cebolla ¨correctamente¨ mi mamá dice que más ayuda el que no estorba, así que me senté en el mesón y lo observé mientras cocinaba, era un completo espectáculo, parecía que bailaba a un ritmo que solo él entendía.

Hablamos de todo un poco, de música, películas, temas sin importancia y poco a poco nos fuimos relajando el uno con el otro.

- ¿Vino? - preguntó con una botella en la mano

- No gracias, no bebo – chasqueó la lengua en desaprobación.

- ¿Por qué? El vino es básico para una cena como la que vamos a comer.

- No me gusta.

- Es porque no sabes beberlo- dijo y se acercó con la copa- al vino tienes que saborearlo no solo con el gusto, debes olfatearlo y cuando lo tienes en la boca- tomó un sorbo pequeño, no sé por qué, pero esa explicación fue totalmente sexy no pude quitar mis ojos de sus labios, tragué saliva, le quité la copa y me bebí lo que sea que tenía de un bocado.

- Oye... creí que no bebías- dijo a mi espalda mientras yo me alejaba de él lo más que podía, tal vez estaba sintiendo algo así como el síndrome de Estocolmo- como quieras, la cena está lista.

                                                       *****

- Está delicioso- y de verdad lo estaba en general no me gustaba mucho la carne molida, pero esa en especial estaba exquisita, acabé mi plato con más prisa de la que me gustaría admitir.

- Come despacio te vas a atragantar- dijo mientras se reía- pareces una niña pequeña.

- Pues al que se acuesta con niños despierta mojado, o como sea que se diga, paso tanto con niños que me temo que ya no sé como comportarme- me reí.

- Se nota- dijo mientras me limpiaba el labio, me quitó la salsa y se la llevó a la boca, otra vez esa mirada... y de nuevo tragué saliva.

- ¡Basta! - dije ya sin querer ignorar lo que estaba pasando- deja de hacer eso...

- ¿Qué cosa? – dijo fingiendo no entender y divertido al mismo tiempo

- Eso... - dije como defendiéndome- no me seduzcas... - no puedo creer que lo dije, mis mejillas se encendieron de la vergüenza de lo que acababa de decir y antes de que el pudiera decir algo- dijiste que no te parecía atractiva.

- Eso... bueno lo dije porque no te había visto con esta luz- respondió no muy satisfecho de su excusa, no se hizo el ofendido ni el desentendido- además qué si intento seducirte, somos adultos... eres una mujer muy hermosa y si tú quieres no veo el problema...- volví a tragar saliva con cada palabra que decía se me acercaba más.

- ¿Cómo sabes que también quiero? – pregunté tratando de decir algo.

- Entonces dime una razón por la que no te has apartado...- su voz sonaba baja y seductora – hasta ahora no te has contenido cuando algo no te gusta.

- Tal vez, no quiero ser grosera- siguió mirándome mientras soltaba una ligera carcajada antes de volver a ponerse serio.

- Mira, yo jamás he obligado a nadie a hacer algo que no quiere, si me dices que me aleje lo haré... dime... ¿me voy? - sus hermosos ojos verdes me veían a la expectativa y yo no sabía qué responder, quería, claro que quería, pero no quería que él supiera que yo quería, Dios... todo era tan confuso.

AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora