Capítulo 1

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Trabajo en Uber hace meses, es bastante cómodo, puedo trabajar cuando yo quiera, siempre intento llegar a los $50 diarios, si puedo más es mucho mejor, pero $30 es muy bueno. Es básicamente lo que les cuento a los pasajeros que intentan entablar conversación, algunos lo hacen para romper el hielo y que la atmósfera no sea tan incomoda, otros realmente parecen interesados, o fingen  estarlo, pero había a los que no les interesaba ni regresar a verte, eran básicos, abrían la puerta saludaban y pasaban todo el trayecto en sus celulares.

A veces era incómodo y no dejaba de serlo hasta que se bajaban, pero algunas veces tampoco estaba de humor para hacer conversación así que tener de vez en cuando esos pasajeros no era tan malo, debo decir que hay muchas historias interesantes entre algunos.

Muchas veces hacía de psicólogo, únicamente escuchando, es interesante como a veces solamente necesitas sentirte escuchado, me había sentido así muchas veces, así que no me importaba escucharlos, definitivamente no hacía daño, yo me aburría menos en el trayecto y ellos se desahogaban.

A la final ni ellos me conocían ni yo a ellos, la probabilidad de volvernos a encontrar era nula así que por qué no escucharlos, en los días que me sentía más animada podía cambiar mi historia unas cuantas veces para ver como reaccionaban, la mayoría me apoya principalmente porque no habían tenido antes una conductora mujer, o tan joven como yo.

Claro conductores jóvenes estudiantes era normal, pero una chica, eso sí que era nuevo, a la mayoría le parecía arriesgado y siempre me recomendaba no salir en las noches. Lo cual, me lo han repetido unas cuantas miles de veces entre mi familia y amigos, pero nunca fui una persona que se intimidara con nuevos retos.

Yo creo mucho en los signos zodiacales y creo que soy Aries en todo sentido, impulsiva, extrovertida y arriesgada, en parte por eso me puse a conducir, no me iba nada mal pero tampoco era lo que quería.

Obviamente trabajaba porque lo necesitaba, pero de una u otra forma lo disfrutaba no era para nada aburrido y la mayoría del tiempo era interesante ver hacia dónde me llevaba el destino, que personas conocería ese día o que podrían contarme.

Así que cuando sonó el despertador pensé exactamente eso, aparte de que hacía un frio terrible creo que había llovido toda la noche y el ambiente estaba helando, salir de mi cama no parecía una opción cuando las cobijas me abrazaban tan cálidamente. Pero tenía que levantarme, me di la vuelta para apagar la alarma que llevaba 10 minutos sonando. ¿Cuál era el punto de ser tu propio jefe cuando no puedes ni quedarte dormida 10 minutos más? Pero sí era importante.

Las horas pico en Uber iban desde las 6am hasta mas o menos las 9am a veces hasta las 10, si salía a tiempo alcanzaría a hacer de $18 a $25 si lograba entrar a las áreas de alta demanda. Así que sí importaban esos 10 minutos más.

Respiré profundo antes de alzar las cobijas y enfrentarme al frío de la madrugada, resignada caminé hasta el baño, me bañé y vestí. Usaba el mismo pantalón toda la semana, sé que no suena muy higiénico, pero leí que no es necesario lavarlos tan seguido y como básicamente solo pasaba sentada la mayor parte del día no me parecía tan trascendental si no me los cambiaba, algo así como los sujetadores.

Así que esta semana les tocaba a mi pantalón color militar, la mañana seguía obscura, para no despertar a mi sobrina me cambiaba y arreglaba en el baño. Cuando salí estaba cruzada en la cama, es increíble lo rápido que nota mi ausencia y se adueña de mi cama, también es increíble la capacidad que tiene para descobijarse, tal vez por eso que pasa la mayor parte del tiempo con tos.

La arropo como por 6ta vez en toda la noche, tal vez al crecer se le pase esa costumbre, solo tiene 5 años. Son las 5:30 así que tengo el tiempo justo para hacer el desayuno, los niños se levantan a las 6 y el recorrido pasa a las 6:30.

AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora