Capítulo 6

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El problema de los sueños es que de una u otra forma, debemos despertar y nuestro sueño se había acabado esa madrugada, mientras estábamos ocupados el uno con el otro había dejado de llover y habían empezado a trabajar en el deslave. Para las cinco de la mañana la carretera había sido habilitada.

- Señor Santa Fe- el ruido de un hombre llamando a Sebastián nos despertó de golpe, ya de nuevo en la realidad y sin la bruma del vino o el calor de la chimenea, no pudimos hacer otra cosa que separarnos.

- Si... ya salgo- respondió mientras se cubría con una bata, ni siquiera regresó a verme mientras salía de la habitación, había regresado Don idiota, tomé una camiseta del piso y me asomé para ver que no hubiera nadie, salí corriendo hacia la habitación continua.

Escuché ruidos afuera pero no me atreví a salir, mientras tanto me vestí y arreglé lo que pude la cama, fui al baño y me miré al espejo por primera vez en todo el fin de semana. Me veía horrible, mi cabello ya no estaba liso y sedoso, sino enmarañado y sucio, el maquillaje hace rato que se había corrido. Me lavé la cara y cepillé mi cabello con las manos.

Escuché un motor alejarse y fue cuando decidí salir de la habitación, había una nota sobre el mesón. Come lo que quieras. Lamento no haberte podido llevar.

Si, definitivamente Don Idiota había regresado, tomé las llaves del Renault y salí.

Casi 45 minutos después estaba en la puerta de mi casa, extrañamente me sentía descansada y muy animada. Si no hubiera sido por la nota en el mesón podría decir que fue una mañana perfecta, pero como pensé antes de los sueños siempre hay que despertar.

Cuando llegué los niños ya habían salido para la escuela y mi mamá se arreglaba para ir a trabajar, tuve que cocinar por dos días los platillos favoritos de cada uno para que me perdonarán y aunque entiendo que de verdad no fue mi culpa, ni que me fui con la intención de no regresar esos días, de una u otra forma me sentía mal por haberlo disfrutado tanto y luchaba por sacarme a Sebastián de la mente.

Lo que era muy difícil, es poco decir que jamás había estado con un hombre por tanto tiempo y haciendo lo mismo... a los 14 tuve un enamorado, pero nunca pasamos de unos, un poco subidos de tono, roces. A los 16 tuve mi primer novio formal y aunque lo hicimos por primera vez, no fue una experiencia muy trascendental, fue sumamente torpe y doloroso, ninguno de los dos sabíamos lo que hacíamos, con el tiempo mejoramos un poco, pero nada se podía comparar con Sebastián.

El definitivamente sabía lo que hacía y cómo lo hacía, fue completamente una nueva experiencia que no paraba de repetir en mi mente una y otra vez, estuve en las nubes durante unos días hasta que los deberes y proyectos finales de los niños me obligaron a regresar a tierra.

Parecía absurdo la cantidad de proyectos que llegaban a tener niños de 11 años, pero como representante legal tuve que incluirme en un proyecto de ciudadanía en donde debía ensayar un baile típico, esos benditos repasos me quitaban mucho tiempo y me obligaban a trabajar hasta de noche en Uber, pero Marta y Melanie parecían contentas de verme practicar con ellas.

Tener a cuatro niños en la misma institución podía convertirse en un completo dolor de cabeza peor aún cuando solo soy una persona, mi madre jamás estuvo en ningún programa ni cuando yo estudiaba, peor iba a incluirse en alguno de los niños ahora y desde que me había graduado parecía que los reglamentos habían cambiado demasiado, pues ahora exigían el acompañamiento de los tutores.

Sin contar con las mingas o escuela para padres a los que debía asistir un sábado cada 3 meses, todas esas responsabilidades multiplicadas por cuatro, era casi como tener otro empleo, solo que en este no te pagaban y el trabajo nunca acababa. Mis días se dividían en trabajar en Uber, regresar para continuar la costura de los trajes, hacer el almuerzo, hacer deberes, continuar las maquetas y proyectos, salir a trabajar de nuevo y regresar a dormir. Así una y otra vez durante casi dos semanas, lo bueno de estar ocupado es que el tiempo pasa rápido.

AriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora