Sintió el sabor metálico de la sangre invadir los confines de su boca, nuevamente lo estaban golpeando...
—¡Rata de biblioteca!
—Nerd inmundo.
—Cerebrito.
Eran algunos de los muchos insultos que recibía a diario por sus compañeros, le encantaba la lectura, perderse en letras durante horas en un mundo ideal y nutrir su cerebro con información útil, se le hacían fáciles los exámenes y responder los cuestionarios, no disfrutaba llenar su cuerpo de nicotina o etanol, pero eso lo hacía diferente y lo diferente siempre es señalado...las mentes son pequeñas y los seres humanos muy crueles.
Cuando sus abusadores por fin se agotaron de golpearlo, se levantó con dificultad y lavo su rostro para quitar los caminos que dejaron la sangre y sus lágrimas, subió hasta la azotea donde podía darse un respiro.
El aire fresco acariciaba su rostro y mecía su cabello, decidió dejar de lado su melancolía.
"Vas a estar bien Degel..."
"Siempre lo estás."
Abrió su libro de pasta roja y se comenzó a adentrar al maravilloso mundo de las letras, de repente una sombra se interpone entre la claridad que le ofrecía el sol, temeroso levantó su rostro imaginando a alguno de sus abusadores pero no...
Un extraño sujeto de rebelde melena azulina y resplandeciente sonrisa estaba frente a el ofreciéndole un ...¿Helado?
Jamás lo había visto en su vida, lo sabía por qué de ser así lo recordaría...
—¡Hola! Mira comete este helado, es de vainilla. No pareces ser de las personas que les guste el chocolate o sabores empalagosos, yo quería de manzana pero no había—Hizo un puchero infantil—Asi que el mío es de caramelo, mi mamá dice que voy a morir de diabetes precoz—Rio escandalosamente.
Degel lo miraba extrañado.
—¿Te conozco?—Pregunto confundido.
—¿Acaso eso importa? Solo comete este helado.
Algo dudoso acepto el cono que se comenzaba a derretir, solo esperaba que no tuviera algún purgante o veneno mortal...aunque por algún extraño motivo confío en ese sujeto que estaba junto a el comiendo helado.
—Gracias...—Dijo Degel tímidamente.
—¿Mm? De nada, espero te haya gustado el sabor. Por cierto me llamo Kardia.
—Y yo Degel...—Dijo con los ojos húmedos.
—Degel...¿Que tan roto tienes que estar para que un abrazo te haga querer llorar?—Pregunto sin intenciones de obtener respuesta fundiéndose en el.
El helado se derretía pero ya no importaba...lo único que le importaba a Kardia en estos momentos era estar para ese chico de mirada amatista protegiendolo del mundo que no veía la obra de arte que era.
Degel solo quería que lo abrazaran y le dieran helado siempre que estuviera triste.
"¿Vez? Estás bien..."
Gifer1710🍎❄️