4º/¿Chica retro?

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No, yo no puedo ir, simplemente no, ¿qué es lo que haré en esa fiesta? Nada, absolutamente nada. Jamás he ido a una fiesta, yo no sé bailar, fue mala idea siquiera pensar en eso.

Pero ya me comprometí a ir, Samantha me espera en su casa junto cientos de chicos que invitó.

Probablemente la gente me juzgará ¿pero quién no lo ha hecho? Exactamente.

Tan solo será un rato, cuando ya no me sienta bien en el ambiente estoy segura de que podré irme de ahí.

No hay gran detalle sobre mi mañana y tarde, hablando laboralmente, me levanté y como cualquier día de la semana; no quería ir. Me levanté y como pude me cambié, hablé más o menos con Samantha y con Monica. Algo con Paula y nada más. Como suele suceder.

Me sentí "algo mal" unas horas antes de irnos, Monica me acompañó siendo "buena amiga", pequeños detalles, detalles que confunden, a veces es buena y atenta, los demás días suele ser la misma chica que "solo bromea", a todas sus amigas abraza, menos a mi, a todas les dice un Te quiero, menos a mí, se acerca con todas las chicas, menos conmigo, socializa con todos, menos conmigo. ¿Amiga? Lo dudo a veces.

Me gustaría decirle en la cara lo que pienso en realidad, me gustaría saber qué diría. Pero quizá siempre me quede con la duda.

Me pregunto si en algún momento podré contar con alguien en verdad...

Me fui a mi casa a darme una ducha y comer un sándwich.

-¡Adiós ma, ya me voy a la esta fiesta!-grité bajando las escaleras con prisa.

-¡Cuídate hija, nada de alcohol, te quiero!-

-¡Y yo a ti!-grité dando un paso fuera de la casa. Cerré la puerta.

No era sorpresa que Samantha viviera en la zona de los ricos. La fiesta sería en el pequeño condominio, bueno, edificios grandes súper "V.I.P".

Me fui en bicicleta debido a la lejanía, prácticamente era un poco afuera del pueblo.

A primera vista uno veía a gente finísima, me dejaron aparcar mi bici fuera de los apartamentos. Me quité el casco y entré a los edificios.

-Hola, vengo a la fiesta de Samantha.-saludé a la recepcionista del lugar.

-¿Cuál es tu nombre?-

-Juliana.-saco de su cajón una lista con la letra de Samantha.

-¿Juliana Valdés?-

-Así es.-

-El salón se encuentra pasando el pasillo a la derecha.-indicó, asentí con la cabeza, agradeciendo.

Esto parecía un hotel, un gran, gran hotel. Por la ventana del pasillo uno podía ver el patio con un pequeño estanque.

Había 5 salones, pero ví a Samuel entrar a uno en especial, ese es.

Entré dando nuevamente mi nombre, el ambiente estaba muy tranquilo, nadie se encontraba bailando, unos chicos se encontraban en las mesas de la esquina, y otros pocos afuera en el patio.

Nada del otro mundo.

-¡Juliana!-gritaron alegres al unísono Monica y Andrea. Al instante me abrazaron.

-Hola chicas.-saludé cordialmente.

La fiesta estuvo bien, canté algunas canciones y bailé. Y entonces, llegó Antonio.

-¿Depresiva?-preguntó burlonamente con los "populares". ¿Están conscientes de que eso no servirá en el futuro? Todos rieron al unísono.-Sí, te hablo a ti Juliana.-las chicas solo se quedaron calladas, viéndome detenidamente.-¿Acaso eres sorda?-repitió.

Finalmente volteé,-¿Qué quieres Diego?-pregunté tratando de guardar la calma. Ambas manos se encontraban totalmente cerradas.

-Solo quiero que mis amigos conozcan a la buleable de la escuela.-rió.

-Que no quiera broncas no es que sea buleable.-me acerqué más a él.

-Pero si nunca dices ni pío, ni hablar sabes.-

-Ya párale Diego.-comentó Mónica.

-¿Ven? La tienen que defender.-se burló mientras se volteaba, provocando que sus amigos se rieran de la misma forma.

-¿Algo más?-pregunté tratando de aguantar mis ganas de querer callarlo. No dijo nada, di media vuelta dándole la espalda, volvió a hablar.

-¿Qué tal va tu abuela? ¿Finalmente obtuviste dinero para su operación?-se burló, calma Juliana, el no sabe de qué habla.-¿No? Lástima, morirá en la pobreza.-Todo fue tan rápido, di media vuelta y lo golpeé de un puñetazo con rapidez.

Me lancé encima de él, lo agarré del cuello, el algo aturdido no se defendió.-¡No sabes de lo que hablas! ¡Cierra de una buena vez esa maldita boca?-Lo golpeé otra vez sintiendo un terrible nudo en mi garganta.-Con la familia no te metes.-golpeé, la primera lágrima salió-No te importa.-golpe. Seguí golpeándolo sin pensar en las consecuencias, la tristeza fue más fuerte que la ira, caí rendida-¡¿Quién fue el chismoso?!-grité finalmente encarando a los demás, todos me veían asombrados.

No tenía nada más que decir, salí de golpe azotando la puerta. Fui al baño, como si con tan solo limpiar las lágrimas podría fingir que nada pasó. Me apoyé en el lavabo, me quedé viendo hacia la nada. Los recuerdos regresaron y como si hubiera sido ayer volví a derrumbarme.

Entró alguien, no levanté la vista.-Lo siento mucho, tan solo imagine que no estoy aquí.-

-¿Chica retro?-

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