Capítulo 1

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- ¿Jeongin ya terminaste tu valija? Tenemos que irnos ya mismo.
- Si Hyung, estoy listo para irnos.

Él no quería, pero no podía evitar recordar el momento en el que su mamá le dijo que se volvería a casar y que el hombre tenía un hijo pequeño que ahora sería su hermano. Dejar esa casa le hacía de alguna forma revivir muchos recuerdos. Recordar todas las noches que se sentaban a cenar todos juntos y veía la brillante sonrisa de su madre le causaba una punzada en el pecho. Esa sonrisa era como ninguna otra, no había nada más honesto que esa felicidad. Por eso recordar como su mamá se fue apagando a medida que los problemas crecían le entristecia por sobre manera. Minho tenía muy en claro que el Señor Yang los amaba, eran familia, pero el alcohol y la droga lo cambiaron y él los llevó a la ruina con las deudas. Si no fuera por su madre todo se hubiera venido abajo más rápido. Lo peor de todo era que Jeongin se crió en ese ambiente, nunca le falto amor, pero tampoco miedo. Los gritos y las peleas en la puerta de casa no podían faltar a la madrugada. Minho hizo lo posible para protegerlo de esto, se metió en muchas peleas para defender al Señor Yang y salió muy mal parado. De alguna forma él tuvo que reemplazar la figura paterna, a pesar de ser solo tres años mayor. Pero en estas situaciones la edad no es importante en lo absoluto. Pero todo llegó a un punto donde ya no se podía más, las deudas eran tan grandes que hicieron algo que marcaría a la familia Yang por siempre. Mataron a la madre. No fueron para nada sutiles, fue enfrente del padre y de Minho. Quisieron dejar en claro que los próximos sino serían sus hijos. El Señor Yang no entendió esto, pero Minho si. Por eso lo primero que hizo fue ordenarle a Jeongin que haga sus valijas, se iban a Seúl. Minho amaba al Señor Yang, tanto que lo consideraba como su propio padre, pero querer ayudarlo los condenaría y jamás él pondría en riesgo a Innie.

Él llevaba un año trabajando en un McDonald's y su hermano llevaba la misma cantidad de tiempo trabajando de niñero, con ese dinero se escaparon. En esa ciudad todo iba a ser más difícil, pero esperaba que menos peligroso. Su único objetivo en realidad era que Jeongin terminara su último año de secundario y encontrar un buen trabajo. Después de eso, sobrevivir. 

- ¿Minho Hyung falta mucho para llegar? Tengo un poco de hambre.
- Faltan dos horas más Innie, no te precupes que pararemos apenas vea un autoservicio. Recordá que a partir de ahora tu apellido es Lee y no Yang ¿Okey? Es por seguridad.
- No te preocupes Hyung.

Aún que pareciera que todo fue de imprevisto, no es verdad. Hace unas semanas la mama de Minho había llamado a una vieja amiga suya pidiendole que les alquile un departamento a sus hijos y que le consiga a su hijo menor una escuela y su hijo mayor un trabajo. Antes de morir ella le dijo a Minho sobre esto, que ellos tendrían que irse. Él se había negado, no se iría sin ella. Pero después de su muerte no había nada más que los ate a ese lugar.

Fue un largo viaje de aproximadamente 8 horas en auto. Y aún que a Minho le gustaría decir que ahora si podía descansar, eso estaba lejos de la verdad. El pobre ahora debía encargarse oficialmente de Jeongin, sin su madre. Porque claro, él quería que su hermanito tuviera la mejor vida que pudiera brindarle.

Después de inscribirlo en el colegio en el cual ya había reservado una vacante volvió a su departamento con la cena caminando. Para él fue un calvario caminar hasta el departamento, eran 40 cuadras, pero el dinero era escaso y no podía gastarlo en esas cosas. Pero todo fue mejor cuando al llegar lo primero que sintió fueron los brazos de su hermano menor, ahora podía asegurar que si estaban juntos estarían bien.

- Hyung dejame hacer la comida, mamá me enseñó.

Supongo que esa fue la gota que colmó el vaso. Jeongin nunca antes la había llamado mamá, así que esto llenó a Minho de emoción. Intentó ocultarlo, pero realmente le fue imposible. Innie nunca conoció a su madre y la de Minho siempre lo cuidó como su hijo. Aún que era un poco tarde ya para decirlo, él tenía que al fin llamarla por lo que era, su madre. Minho intentó no llorar, nunca había llorado en frente de su hermano. Pero de todas maneras terminaron los dos abrazandose y llorando su muerte. Hace muy poco había sucedido y ambos intentaron mantenerse fuertes por el otro, aún que eso fuese una total estupides.

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