Capítulo 4

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Él sentía como sus lágrimas querían salir, como le picaban los ojos y la nariz. Pero no quería hacerlo, no sabiendo que preocuparía a Minho. Ya suficiente tenía con todos los golpes que había recibido. Sin que él lo notara había llamado a su madre para que los lleve al hospital.

Minho sentía el cuerpo pesado, quería cerrar los ojos de una vez y descansar, pero Jisung no lo dejaba. Decía que debía mantenerse despierto, no entendía muy bien porque. Esta desorientado, no veía muy bien sus alrededores. Se sentía entumecido. Escuchaba como le hablaban pero le costaba horrores responder y ni se diga coherentemente. De la nada veía muchas luces y escuchaba gritos. Las personas lo agarraban y movían de un lado para el otro. Y ahí escuchó un sollozo. A pesar de que sus ojos se cerraban él quería mantenerse despierto. Jisung se lo había pedido y no podía defraudarlo más de lo que ya lo había hecho sin que lo supiera.

Esperando junto a sus amigos, los hermanos que la vida le había regalado, los peores pensamientos le comían la cabeza. Gracias al cielo su madre se había encargado de todo por él. Como si Minho fuera su hijo.

- ¿Hijo? Minho despertó y está preguntando por vos y su hermano. ¿Querés pasar a verlo?
- Si, gracias mamá.

Ambos chicos entraron a verlo, ambos con lágrimas en los ojos tras las noticias que el médico les había dado antes de que entraran. En la pelea anterior se había fracturado un costilla al parecer y como nadie lo había notado sano mal, aún que la razón de su colapso había sido otra. Minho venía descuidando su salud demasiado, comía una vez al día solamente gracias a Jisung y dormía poco. Ahora sumándose la reciente pelea con los daños de la anterior su cuerpo simplemente no pudo soportarlo. La adrenalina fue lo único que le posibilitó mantenerse parado y peleando, pero cuando el peligro había pasado, sus efectos también.

Ellos tenían miedo de lastimar a Minho al tocarlo, por lo que lo trataron con suma delicadeza y le explicaron lo que había sucedido.

- ¿Preguntó el médico cómo me lastime las costillas?
- Si, le dijimos que te habías caído de unas escaleras y que por lo costoso que era venir no quisiste hacerlo.
- Nisiquiera pensé en cómo voy a hacer para pagar esto la puta madre.
- Eso no es importante mi madre dijo que lo pagaría y que con tu trabajo lo devolverías.
- ¿Puedo hablar con ella Jisungie?
- Ahí le digo que venga.

Tenía miedo, no sabía como explicar sus heridas. No sabía que decirle. Se sentía tan avergonzado de si mismo.

- Hola Minho ¿Cómo te sentís?
- Bien, muchas gracias. Yo solo hacerle saber que quería proteger a Jisung. Se que él puede solo y no me necesita, pero ese hombre era muy grande y fuerte y me dio miedo que le hiciera algo y me metí en el medio y…
- Minho, calmate. Jisungie ya me contó que pasó y estoy agradecida de que estuvieras a su lado cuando pasó. Nadie te culpa de nada, mi esposo y yo te tenemos un gran aprecio. Por lo que cuando te mejores, y mejores de verdad, vas a volver a trabajar con nosotros. Tu empleo nunca estuvo en riesgo y que quieras proteger a mi hijo no te lo va a sacar. Ahora descansa.

Y eso hizo.

Le tomó dos semanas volver a trabajar, más que nada porque no lo dejaron hacerlo antes y no porque no pudiera. Todos esos días en su casa se la pasaba leyendo. Eran libros que Jisung le había prestado, en esas dos semanas había leído 5 libros ya y contando. Pero lo que más le gustaba particularmente era acostarse en su cama con Sungie durmiendo en su pecho mientras leía. A veces se distraía viendolo dormir y no podía evitar sonreirle con amor. Se sentía culpable, por mentir. Pero no podía romper todos estos bellos momentos que no parecían tener fin, aunque si lo tenían. Para eso faltaba aún. Por suerte ahora tenía paz. El calor de su cariño era algo que no podía evitar añorar cuando él se iba. Sentía que todo se iba a caer a pedazos y antes de eso quería disfrutar todo lo más que pudiera. Minho sabía que cuando se recuperara del todo iba a tener que hablar con Hyunjin y Changbin. Habían pasado tantas cosas de las que tenían que hablar y él no estaba muy seguro de lo que pudieran llegar a decirle.

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