🔗innocent victims🔗

648 65 17
                                    

Supongo que es fácil decir mentiras,
¿No?, o por lo menos yo lo veo así de fácil, no daño a nadie,nunca se quejan de eso, o por lo menos Edd ya me hubiera reprendido al saber que e dicho mentiras.

Posiblemente él mismo halla caído presa de mis mentiras.

Me estiré un poco viendo ese clásico color rojo en mi habitación, no me arrepiento de haberla pintado así, en cambio, me alegro de no haberla pintado de otro color, me estaría arrepintiendo.

Pasé esa sudadera a través de mi cuerpo sintiendo que estaba algo fría, con ese olor a humo que me caracterizaba, supongo que algún día tendré que lavarla.

— Algún día. — Murmuré a la nada, escuchando un leve eco en la habitación, ¿Acaso nadie se a despertado?. Ese silencio no es bueno, sobre todo si Edd es capáz de haberme dejado con el testigo de Jehová, lo detesto con el alma.

Ya una vez vestido, decidí ir a la cocina para prepararme algo, talvez haya tocino, hermoso tocino.

Iba bajando las escaleras tranquilo,
llevaba un ritmo al bajar las escaleras, con mi típica expresión seria pero a la vez enigmática por saber que pienso, llegué al final de las escaleras,
suspirando tranquilo para proseguir a mi tocino, hasta que ví la peor escena en este mundo.

Edd apunto de comerse el último tocino existente en esta casa, esto era el colmo.

— Edd, ¿Serías tan amable de darme ese pedazo de tocino?. — Cerré mis ojos y sonreí como si nada malo pasara en mi cabeza, que ya está apunto de matarlo, ¡Oh, tengo mi arma en mi bolsillo trasero!.

— Mm, déjame pensarlo un poco. —

— Claro Edd, piensa rápido. —

— Ya me decidí, no te lo daré. — Se encogió de hombros y con una mordida se acabó el tocino, pobre, no presenció como fue el rápido trayecto de mi bala al impactar, pero tristemente es la bala que ahora decora la hermosa lata de cola a un lado de él. 

— ¡¿Qué demonios Tord?!. — Gritó tan dulcemente, amo cuando grita de esa manera, tan desesperada.

— Te dije que me dieras el último tocino Edd. — Respondí con la tranquilidad que jamás había tenido en mi vida.

Sólo ví como me miro con terror, pero después cambió al ver otra cosa a un lado de mi, voltée un poco dándome cuenta de quién era.

Maldito testigo.

— ... —

Tan sólo con ver esas cuencas, pudieron reflejar lo que sentía en esos momentos, sin tan sólo tener pupilas para saberlo, ¿Lo que reflejaba?.

Odio, espanto, sorpresa, rabia.

Esa mirada que podría matarme si tan solo eso fuera posible, sentí como ese odio ya era furia, fué con el otro para poder abrazarlo y verme de la peor manera, ¿Acaso quieren morir todos hoy?.

Otro disparo, esta vez dando cerca de ellos dos, especialmente cerca de uno, haciendo que se quedara tieso, el contrario más asustado aún, casi lo lograba matar de no ser por que una cuarta persona movió mi punteria

— ¡Chicos, no jueguen sin mi!. — Claramente, el más idiota de los tres, sacándome de mi zona de paciencia extrema.

— Oh, querido Matt, ¿Quieres jugar con nosotros?~. — Podría decirse que mi tono daba escalofríos, tan solo de escucharlo, aunque para mi, no daba miedo.

— ¡Claro! ¿Como se juega?. — Es tan lindo que él sólo quiera entrar al juego, no me importa para nada matar a los cuatro aquí y ahora, me estresan demasiado a la hora de trabajar.

 Bad Liar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora