EL EXTRAÑO MUNDO DE KACCHAN [TERMINADA]

*°*°*°*Despertar*°*°*°*

La luz del alba colándose por la ventana, el trinar de las pequeñas aves en el exterior y el maldito dolor en la cabeza de Uraraka anuncian el comienzo del día. La castaña se levanta con dificultad de esa cama que ve que no es la suya.

-¿Qué pasó ayer?

No espera que alguien le responda... pero lo hacen.

-Nos la pasamos muy bien princesa.

La castaña alterada levanta las sábanas con desesperación para cubrirse de inmediato con ellas, está como vino al mundo y nunca creyó que despertaría al lado de Iida, su amor platónico. El musculoso y bien parecido capitán del equipo de basquetbol por el que babeaba todos los días en la prepa está acostado a su lado, en su misma condición. Como si fuese un balde de agua fría sus difusas memorias llegan una a una, el alcohol, el baile desinhibido en medio de la sala de Momo, sus sensuales movimientos cerca de la entrepierna del capitán, y ambos haciendo "travesuras"en la cama en esa habitación... esperen... ¡Izuku! . Frunció el ceño mientras arrugaba la nariz, trató de recordar ¿qué diablos pasó con Izuku?... nada.

Iida nota su desespero y se levanta hasta quedar sentado a su lado.

-Uraraka ¿todo está bien?

-¡¿Sabes mi nombre?! <Genial ahora notará que soy una nerd invisible>

-Claro... te he observado desde siempre, pero me daba un poco de vergüenza acercarme, soy un poco tímido con las chicas... pero anoche tú te acercaste y bueno... estamos aquí.

Uraraka se cerró la mandíbula inferior que casi había llegado al suelo ante su afirmación.

-Y-yo te he admirado por mucho tiempo Iida sempai. A-anoche... nunca había bebido alcohol y... no creas que soy así con todos, pasó... porque eres tú... ¿me crees?

-Claro que sí.

El enorme peso de la culpa se esfuma de sus hombros, la castaña suspira alivida, le da a Iida una sonrisa que luego se convierte en el mismo gesto de preocupación de antes.

-Tengo que buscar a Izuku...

-Ok, nos vestimos y te ayudo a buscarlo ¿te parece?

-¡Sí, gracias!

En el calor de la emoción lo abraza olvidándose de su desnudez y timidez, Iida se sonroja al sentir un par de cosas suaves y tersas de Uraraka sobre su pecho. Tembloroso devuelve el abrazo, al darse cuenta la castaña se separa violentamente para cubrirse y sonrojarse hasta el alma.

Ambos levantan sus prendas que en la agitada noche anterior dejaron tiradas por toda la habitación, se visten sin decir nada para salir luego tomados de las manos. Al menos con ellos todo estaba bien. En un acuerdo tácito, pues ninguno de los dos dijo lo contrario, o algo al respecto, comenzaron una relación. Uraraka secretamente agradecía que Iida no fuera un imbécil.

Recorren el pasillo de esa lujosa residencia y bajan las gradas que hasta en ese momento la castaña nota que son de mármol, bastante elegantes. Al llegar a la enorme sala de la mansión, la escena es de un caos que alcanzó la cúspide de la entropía para luego dar origen a esa decadente imagen, jóvenes tendidos en el suelo aferrados aún a su vaso de cerveza o quien sabe qué en su interior, otros acurrucados en los sillones y otros dormitando en una esquina. Esquivaron los cuerpos tendidos por el suelo buscando entre cada uno sin éxito a su pecoso amigo.

-Tranquila, quizás se fue a casa.

Iida abraza a la castaña para calmarla... no podía estar más equivocado. Pues en la casa Midoriya, Inko desesperada ve el reloj, ya son las 6:00 de la mañana ¿cómo es posible que su hijo no vuelva aún?