Capítulo 37

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Tormenta

—Josafat, debes cumplir con tu condena por las cosas malas que haz hecho——digo separandome de el y el luce asustado ahora

No se como permití que me besara, esto el podría interpretarlo mal

—no puedo y aunque quisiera no será así. Mi padre maneja a los policías —dice y yo confirmo lo que ya sabía

—entonces tu debes denunciarlo a él y ambos tienen que pagar. El primeramente que es la mente de todos los asesinatos desde lo que pasó con tu madre —digo y el cierra los ojos con fuerzas más luce rendido

—lo haré si me acompañas, necesito fuerzas en estos momentos y ya no tengo a nadie. Solo tenía a Natalia, pero de ella no quiero saber nada —dice y yo trago saliva

—bueno, creo que será extraño que yo la testigo principal, te apoye y te lleve a entregar. Aunque podemos ir con Ahmed, el nos puede asesorar en este caso, es el agente que pues me ayudó a salir de ese horrible lugar y que me ha cuidado hasta ahora —digo sonriendo al pensar en el. Josafat me mira inquietante

— ¿te enamoraste de él? —cuestiona y yo lo único que hago es asentir — ¿el te corresponde? —pregunta nuevamente

—lo hace, ya lo hemos hablado —contesto y el baja la mirada

—perdóname Tormenta. Se que todo lo que te diga no cambiará lo que hice y el daño que te ocasione y que se jamás reparare. Se que es difícil para ti estar conmigo, pero en verdad te pido perdón —dice poniendose de rodillas y me deja totalmente sorprendida

Dios mío ¡no se que he hecho! Pero tengo a Josafat muy vulnerable

—levántate, arrodillate y pídele perdón a Dios, se que ahora no lo harás, pero pronto podría ser. Yo te he perdonado. Justo hoy te perdoné. Lo único que llevo conmigo es el sentimiento de perder a mi madre, la que tu me quitaste —digo entre lágrimas, volteandome porque no es justo que el me vea más vulnerable. El corre a mi, y se planta frente a mi mirándome con algo de culpa

—Tormenta, debes saber algo —dice y yo levanto la mirada inmediatamente esperando a ver que me dirá — tu madre no está muerta —dice y yo abro los ojos sorprendidas, pero vuelvo a romper en llanto

—¡no me mientas de este modo! ¡así no! ¿Porqué me dices eso? —pregunto con reproche entre lágrimas

Eso no puede ser cierto, es verdad que yo no vi el cuerpo de mi madre ni cuando fue sepultada, porque me alejaron inmediatamente huyendo de Josafat, pero no entiendo absolutamente nada

— Ella estaba gravemente herida, no te voy a mentir. Ya había hecho un trato con los forenses y una vez ellos se la llevaron, se la entregaron a personas que trabajan para mi. Ellos la llevaron a curar y ya esta mejor, la tenía conmigo como una carta que usar más tarde de ser necesaria. Se que es perder una madre Tormenta y me sentí tan identificado, que no pude acabar con su vida —dice y yo lo miro totalmente sorprendida

Esperaba de todo, menos oír esto. Aunque es cruel, no puedo evitar sentir alegría porque mi madre no murió, si no que sigue en este mundo aún, lo que quiere decir que aún puedo hacer algo por salvarla

—¡donde está! ¡llévame con ella! ¡quiero verla! — le grito y el me toma las manos tratando de tranquilizarme

—esta bien, primero vamos a donde se encuentre tu amigo para hacer lo debido conmigo y con mi padre y en el camino les llamaré a mis hombres para que la lleven al apartamento de tu amigo —dice y yo con una extraña sensación lo vuelvo a abrazar entre lágrimas que ya no se si es de felicidad o alegría

—¡vamos a la habitación de Ahmed! El esta aquí en este hotel —digo y separandome de el, abro la puerta muy fácilmente, pensé que tenía seguro. Luego, llamándome la atención me encuentro con muchos policías rodeando la entrada de mi habitación. Sin saber que hacer bajo la mirada y me encuentro con una rosa tirada en el suelo, la tomo en las manos y lo único que pienso es que Ahmed la ha dejado aquí, pero no entiendo ¿el habrá llamado la policía? ¿Donde esta?

—Josafat Bianco, levante las manos y deje que la rehén camine hasta acá —dice un oficial y yo me quedo sorprendida

Dios, debo decir algo y defenderlo para que su condena se vea reducida

—¡espere! Yo no soy... — no termino de decir nada y Josafat me hace una seña que me quede en silencio. Un policía me agarra y me dice que todo estará bien y Josafat es rodeado y esposado. Luego lo van sacando y el me dirige una última mirada y una sonrisa que me deja en incógnita.

—¿donde está el oficial Hemsworth? Debo ir a verlo —le digo al oficial, pero antes que me conteste corro a su habitación. Entro en ella y la encuentro vacía

¿en dónde está?

Me llama la atención una hoja con algo encima y me acerco. Es una llave y una tarjeta. Tomo la hoja y descubro que es una carta dirigida a mi. La leo y cada línea me deja una sensación extraña en mi pecho, se incrusta un dolor muy extraño al terminar de leerla y entonces voy uniendo hilos

La rosa

La puerta entreabierta

Los policías

Y las palabras de su carta

El vio lo que pasó con Josafat y se hizo malas ideas en su cabeza ¡no, no, no! No puedo permitir que se vaya ¡no sin que sepa la verdad!

Tomo lo que ha dejado y corro al ascensor. El oficial aún me espera afuera

—debe ir a declarar señorita —dice y yo niego

—otro día, necesito resolver algo con urgencia — digo y aunque el oficial trata de decir algo más, el ascensor se cierra y yo voy pidiéndole a Dios que me dé chance de llegar a tiempo al aeropuerto para hablar con el.

Llego a la entrada y pido un taxi. Llega rápidamente y le digo que vaya con velocidad al aeropuerto. Así lo hace el chófer, pero el tráfico no ayuda en nada y me estoy desesperando. Luego de unos largos minutos llegamos a mi destino y pagándole al taxi, corro rápidamente al aeropuerto

Solo espero que logre llegar a tiempo y encontrarlo.

N/a

Corto, pero les he dejado dos el día de hoy ¿qué creen? ¿Llega o no llega?

Mi vida sin tí (Resurgir#1)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora