Capítulo 36

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Ahmed

Doy vueltas en mi habitación. Me siento inquieto, quizás sea porque acostumbraba a compartir la estancia con Tormenta. No en la misma habitación, pero sabía que se encontraba cerca, sin embargo, acá siento que estoy sin ella. Es muy extraño. No quiero odiar a Josafat, pero hago un esfuerzo grande, porque no puedo olvidar como lastimó a Tormenta. Lo que no se, es si ella lo odia o aún siente algo por el, porque a fin de cuentas, ella lo quiso alguna vez.
Me pongo en pie y decido ir a visitarla, no puedo dejar de pensar y quiero sentirme bien con solo mirarla, se que eso me ayudaría, aunque igual prometí ir a vigilarla. Salgo de mi habitación y por los pasillos encuentro un jarrón de rosas de adorno. Sonrio y tomo una, quiero llenarla de muchos detalles hasta ganarme todo su amor. Llego a su habitación y descubro que su puerta tiene seguro. Se que lo hizo por seguridad, así que cuando voy a tocar la puerta un chico del servicio se acerca

—¡perdóneme señor por no traerle su cena! Es que entre al cuarto de servicio a buscar unas toallas limpias y al salir el carrito de la cena no estaba y solo logré divisar como un chico lo llevaba rápidamente. Fui a preguntar a recepción que había pasado y descubrí que todos estaban ocupados y ninguno de mis compañeros ha sido, entonces no se quien haya sido, pero no lo hemos encontrado —dice y yo enciendo mis alarmas

¡Dios mío, Tormenta está en peligro!

—¡Llama a la policía! ¿Porqué no lo han hecho! La chica de aquí está en peligro ¡corra! —le grito muy enojado porque tengo miedo por Tormenta, si Josafat entro a la habitación no puedo irrumpir a la fuerza, podría usarla de rehén o agredirme a mí. Antes que el chico se marche le quito la llave de la habitación para entrar sigilosamente. Giro suavemente y al abrir me llevo una gran sorpresa

Tormenta no está siendo agredida, está abrazando y besando a Josafat. No es a la fuerza, se nota que ella así lo quiere y ni siquiera han reparado en mi presencia. Con un dolor muy fuerte en mi pecho, sintiendo como mi alma se hace añicos, salgo cerrando la puerta muy suavemente y dejo caer la rosa en la entrada

Seguro cuando salga la pisará, como ha hecho con mi corazón.

Se lo confesé, le confesé mi atracción hacia ella y sin embargo corresponde aún a ese hombre que tanto daño le hizo y ante todo ese daño yo fui quien estuvo con ella ¡No el!
No seré débil ni voy a caer en llanto. Tal vez solo deba agradecer de conocerla el haberme mostrado el camino correcto y aceptar a Cristo como mi señor.

Llego a mi habitación y me dejo caer en la cama, y como la tristeza me embarga, unos tristes recuerdos agolpan mi memoria, porque extraño mucho tener a mi madre conmigo, sin embargo, ella no...

~Flashback~

Mis vacaciones de 5 meses habían llegado. Por fin, las espere por mucho tiempo, ya que como saben es difícil vacaciones para un agente policial. Cuando me las dieron sentí tanta alegría que lo primero que quería hacer, era llamar a mi madre para que viniera junto a mi hermana y pasar juntos estas vacaciones. Tanto me había preparado, que les hice una habitación de ensueño en mi apartamento para que nada les hiciera falta. Marco a su teléfono y ella luego de 3 tonos contesta

—hola, familia Hemsworth —dice al contestar y yo sonrio

—madre, soy Ahmed — digo sin dejar de sonreír. Me encanta hablar con mi madre

—hijo ¿cómo estás? —dice

—bien madre ¿cómo estás y mi hermana? ¿Y mi padre? —pregunto

—muy bien, te extrañamos. Esta mañana hemos hecho hummus juntos y no sabes como te extrañamos —comenta y yo sonrio con nostalgia

—bueno, pues no quiero que me extrañen más y yo no extrañarlas más. Les he preparado una habitación a ti y a mi hermana para que vengan a quedarse conmigo un mes y luego me regreso con ustedes el siguiente mes y la pasamos bien juntos. Se que mi padre no saldrá de su adorado país, por eso las invito a ustedes —digo y ella se queda en silencio un momento

—hijo, sabes que a tu padre no le gusta que nosotras tampoco salgamos. No creo que sea buena idea —contesta algo seria

—¡vamos mamá! Por favor, quiero verlas y quiero que conozcan el lugar donde vivo ¡las extraño! —suplico y ella se queda en silencio tal parece que pensando

—esta bien hijo, iré con tu hermana. Salgo en la mañana. Me recoges en el aeropuerto por favor —dice y ya la conozco, ellas siempre han sido muy temerosas. Mi padre les ha inculcado su manera de pensar

—¡gracias madre! Voy a comprar de todo para ustedes —digo y cierro la llamada emocionado.

Después de tantos años las vería nuevamente.

A la mañana siguiente...

Ya va siendo un cuarto para las ocho y mi madre aún no me avisa que ya esta en el aeropuerto o que ha salido de la casa, asique le marco... varios sonidos de llamada y nada. Me preocupo, pero no quiero pensar nada malo. A eso del mediodía recibo una llamada del teléfono de mi madre y eso me emociona

—¿bueno? ¿Mamá? —digo al contestar y luego de un suspiro largo alguien habla

—¡Eres el culpable! ¡ellas no querían ir pero les insististe! Ahora tu madre se encuentra herida y tu hermana está en coma ¡sufrieron un accidente en el coche que las llevaba al aeropuerto! ¿Te das cuenta? Olvidate que eres mi hijo, no vuelvas a llamar jamás ni te atrevas a aparecerte, ya no somos tu familia —oigo que mi padre enfurecido grita desde el teléfono. Lágrimas inundan mi rostro y no digo nada más, dejo resbalar el teléfono de mi mano y en verdad me creo lo que mi padre ha dicho, si fue mi culpa.

Dos meses pasaron desde ese día y seguí insistiendo las llamadas desde entonces  de tanto llamar solo recibí una respuesta de mi madre. Pensé que me diría que estaba bien y que no era culpa mía, pero al igual que mi padre, dijo que no llamara más, que ya estaban bien y que ni ella ni mi hermana querían saber de mi. Desde entonces la entendí y no volví a marcarle. Tenía razon y no iba a negarlo, sin embargo no podía dejar de extrañarlos cada día.

~fin del flashback~

Suspiro y ese flashback solo me hace pensar en una sola cosa. Debo ir a verlos y pedirles perdón. No puedo seguir sintiendo esta opresión en mi pecho y este sentimiento tan feo. Esto no me deja liberarme y debo hacerlo, Dios me ha perdonado, pero aún falta decirselos a ellos. Me pongo de pie y tomo una hoja. Le dejo una carta a Tormenta que dice asi:

Comprendí que me salvaste y hasta en momentos tristes como el de hoy, me haz enseñado nuevas lecciones, por eso decidí que como tu perdonaste a tu verdadero amor, yo debo ir a pedir perdón a mi familia a la que hice mucho daño. Creo que mi tarea de ser tu Ángel terminó, veo que ya eres libre y que tu paz al fin ha llegado. Tal vez nos veamos más adelante o tal vez no, que Dios te bendiga y seas muy feliz. Te dejaré esta tarjeta con la cual puedes acceder al dinero que requieras hasta que te logres estabilizar. Puedes ir al departamento si quieres a buscar tus pertenencias, también te dejo una llave

Ahmed.

Doblo la hoja y pongo lo mencionado en la carta encima de ella. Dejo un beso invisible en la carta. Yo la respete y no la besé, porque merecía más, y me iré amandola aún con el corazón roto. Se que quizás irme me ayudara por lo menos a no pensar en sus dorados cabellos, su hermosa sonrisa y en lo que más me atrae de ella

Sus hermosos ojos grises.

Mi vida sin tí (Resurgir#1)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora