Seis

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Reviso su atuendo de nuevo, volviéndose a preguntar si era el indicado. Ya llevaba probándose varios conjuntos de ropa, todos estaban aun sobre la cama. Hasta este día, en su vida le había dado tanta importancia a lo que usaría. Optaba por la ropa cómoda y sencilla, si tenia que variar el único cuidado que ponía era no verse como un puto payaso. Los colores, diseños y tipos de prendas no habían sido tan relevantes hasta hoy.

- Joder - gruñó fastidiado, sacudiéndose el cabello. Ni se ah peinado por andarse cambiando tanto.

Miro su reflejo en el espejo, detallando de vuelta lo que llevaba: camisa a cuadros azul oscuro arremangada a los codos, por debajo una sencilla camisa blanca, jeans negros y zapatillas azules, como accesorio adicional usaba su reloj en la mano derecha y en la izquierda llevaba una pulseras hecha a mano, obsequio de Stan tiempo atrás... Él tenía la otra con la que hacía juego la suya.

Miro la pulsera en su muñeca, le recordaba quien se la obsequio. Y por primera vez reparó en un detalle que dejo pasar por alto: Las cuerdas de la suya son negras y azules, mientras que las de Stan son negras y verdes... como sus ojos. Sus ojos son verdes, los de Stan azules.

- Dios mío... - cubrió su boca con el dorso de su mano libre, las mejillas tomaron color y su corazón comenzó a latir con fuerza. Dejo de mirar la pulsera cuando reparó en el collar que lleva, el mas reciente regaló de Marsh: Un simple collar de cuerda con una pequeña tuerca como colgante. No esta demás agregar que Stan tiene uno igual.

Craig lo supo entonces. Fue tan ciego, las señales eran demasiado obvias, se sintió estúpido por no darse cuenta.

Stanley a estado reclamandolo, o almenos, le a estado anunciando a los demás que él, Craig Tucker, es de alguien, le pertenece a alguien, y ese alguien no es otro que Stanley Marsh, porque este tampoco a dejado de usar las pulseras y collar desde que le obsequió los suyos a Craig.

Muchos captaron el mensaje, pues las confesiones y pedidos de citas hacia él pararon desde hace un tiempo, desconocía la razón hasta ahora. Quienes todavía no descifran quien es el dueño de Craig, son las chicas que todavía acechan a Stan... Las cuales han estado siendo rechazadas indirectamente al pillarlos escondidos en algún rincón besándose.

Si. Besándose.

Marsh no mintió al decir que iría tras él. Lo iba a cortejar de todos los métodos existentes hasta que le dijera que si.

¿Por que no le ah dicho nada todavía? Simple. A Craig se le olvida que no lo ah echo aún, pues si antes los demás sospechaban que eran pareja, ahora no les cabe la menor duda. Pasan tiempo juntos, se toman de las manos, notan la atmósfera que crean y, por supuesto, los han visto besarse, aun si buscan privacidad detrás de las gradas o en un aula vacía, siempre alguien los encuentra y los interrumpe.

Oh y ¿Por que Craig lo deja besarlo sin haber dicho nada todavía? Bien es porque... ¡Stan los inicia! ¡El lunes lo saludo con un beso, uno muy intenso! ¡Y se excusó diciendo que lo extraño, extraño ver a quién amaba! ¡Dios! Parecía que después de haber dado a conocer sus sentimientos fue como si ya no tuviera que contenerse. Podía besarlo, abrazarlo y mimarlo todo lo que quisiera, sin ataduras ni pena, y lo mejor es que Craig no le niega nada, lo deja hacerle lo que le plazca ¿Stan quiere recostarse en su regazo? Puede hacerlo ¿Quiere darle pequeños besos en toda su cara? ¡Adelante! ¿Darle aprobar un delicioso postre con la misma cuchara? ¡Claro! ¿Meter sus manos debajo de su camisa para mas contacto e intimidad? ¡Por supuesto que sí!. Stan podría secuestrarlo cuándo quisiese y Craig no pondría resistencia alguna.

- Hace que sea imposible negarme - Razonó. Seguramente si no estuviera enamorado de Stan habría caído en sus brazos de todas formas debido a su peculiar forma de cortejo.

Molestas Interrupciones - South Park [Staig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora