¿En qué estaba pensando al meter sus narices donde no lo llaman?
Nunca supo qué lo impulsó a ayudar a Todoroki Shouto en primer lugar. En otras circunstancias solo seguiría a su mejor amigo para calmarlo luego de que atentaran contra la nula paciencia de este.
Recordando el día en el que toda esa locura empezó, luego de ver como su mejor amigo poco a poco se ponía más irritable conforme pasaban las clases le resultó sospechoso. Al seguirlo en un momento del descanso hacia el baño, descubrió la razón de la creciente molestia del rubio, siendo Todoroki su detonante. Después de esa conversación estuvo más pendiente de las acciones de Todoroki, confirmando que, efectivamente, este observaba con sumo detalle todo lo que su mejor amigo hacía.
Una vez acabadas las clases y de nuevo seguir al rubio al baño, supo que una bomba de tiempo estaba apunto de explotar; era cuestión de volver al salón y si el causante de su mal humor seguía ahí, todo se iría al carajo.
Y no estuvo equivocado.
Dicho y hecho, Bakugou entró al salón y luego de intimidar lo suficiente para quedarse solo con su molestia principal —ignorando claro, su presencia en el salón— todo acabaría en una pelea o como mínimo alguien en el hospital y el otro en detención. Intentó calmarlo de alguna forma, pero Todoroki logró mandar sus esfuerzos al caño, ya que con su forma de ser y de seguro, sin pensárselo mucho, dijo cosas de las que cualquier otro se habría arrepentido de decir a la ligera.
La explosión que acabó en la cara del quinto mejor estudiante del salón era de esperarse. Lo que sí le descolocó fue que mientras todo pasaba, Bakugou se mostró avergonzado y un sonrojo inesperado decoraba sus mejillas y orejas. Quizá el otro notó que lo observaba, ya que luego de ofrecerle una mirada que sabía a la perfección decía "llegas a ir tras de mí y te mato", huyó del salón rápidamente.
Como buen amigo y amante de su vida, prefirió dejar al rubio en paz, para optar por ayudar al causante de todo, principalmente por curiosidad. Y puede que ese haya sido su primer error, porque luego de eso su cabeza se volvió un lío, que poco a poco iba creciendo, conforme el menor de los Todoroki le contaba sus raros sueños.
No era el hecho de que soñara con Bakugou lo que le sorprendía. Había escuchado que Midoriya de vez en cuando soñaba con el rubio siendo amable y que eso le espantaba; hasta él había tenido sueños en los que hacía un gran equipo con su mejor amigo, siendo unos grandes héroes. Sin embrago, de todas las cosas geniales e interesantes que se podía soñar que implicaran al rubio, a Todoroki se le ocurría tener sueños amorosos, viendo a un Bakugou Katsuki que ni idealizándolo sería cariñoso... O no de la forma en la que el otro lo describía. Lo más extraño de todo es que el heterocromático no parecía afectarle eso, sino que de repente se ponía a estar curioso sobre otros asuntos.
¿Desde cuándo el ver que uno de tus compañeros de clase, que te había declarado la guerra desde hace mucho, besarte y siendo afectuoso contigo en sueños era razón para andar tan tranquilo y fijarse en otras cosas que ni al caso? No entendía a Todoroki. Si esos sueños le hubieran pasado a él, estaría preocupado de cómo ver a su amigo a los ojos sin avergonzarse ¡Y el heterocromático ni sé inmutaba! Es más ¡Provocaba mucho más a Bakugou!
Aún así ahí se encontraba en una reunión en el baño —lugar que curiosamente su mejor amigo también usaba para descargarle todas sus moelstias— luego de clases viendo otra vez al de cabello bicolor contarle otra de sus anécdotas, siendo esta la más "perturbadora" que hubiera tenido, sobre todo porque según él había dicho el nombre del rubio por primera vez en su sueño.
No sabía si golpearlo o abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien.
—Pero espera un segundo... Me estás diciendo que te estabas manoseando con Bakugou ¿Y lo que realmente te preocupa es que dijiste su nombre? ¡Vamos, hermano!
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Sueños extraños
RomanceTodoroki Shouto tiene sueños raros. Más que raros, perturbadores. Porque no todos los días tus sueños empiezan a tener como protagonista al chico de horrible personalidad de tu salón de clase, haciendo un gesto que ni en un millón de años hubieras p...