2.

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-No estoy interesado.

Fue lo que pronunció el más bajo. Canute frunció su ceño, al ver las heridas en el rostro del menor se sintió extrañado, por la mirada cortante y su voz casi ahogada, además de que sus ojos estaban al algo húmedos, supo de inmediato que estaba llorando.

Pero esa información solo le hizo ganar una astuta idea para persuadirlo. Y conociendo a Thorfinn, que es alguien fácil de manipular, puede que esto funcione.

-Querido, se ve que has pasado por un mal momento.-mencionó.-Ven, para que te relajes y olvides de tus problemas.

Con sus largos y delgados brazos rodeo el cuello del más bajo, Thorfinn retrocedió y apartó los brazos del más alto.

-Te dije que no estoy interesado.-replicó.

-Oh, vamos~-canturreo.-No seas malo~-hizo un puchero y miró con los típicos ojos de gato.

Thorfinn hizo una mueca.

-No me gustan los hombres.-dijo y se acercó al lavamanos.

-Eso dicen todos los gays de closet.

Se giro bruscamente y miró enfadado al más alto. Canute se sorprendió un poco por la reacción del contrario, pero no se sintió intimidado, vivir en las calles le ha vuelto valiente.

-Deja de joder.-gruñó.

-Solo hago mi trabajo.-dijo.-Amor.

Al escuchar lo último que dijo de una manera prepotente, eso colmo el vaso, la última gota de paciencia,Thorfinn nunca ha sido alguien de dejar pasar las cosas, siempre se ha dejado llevar por sus emociones.

Lanzó un puñetazo al contrario, este lo esquivo, echándose atrás, esto hizo que uno de sus tacones se rompiera y callera al suelo. Thorfinn aprovecho para saltar encima de él, intentó golpearlo pero Canute fue más ágil y tomó ambos brazos.

-¡Maldito marica, sueltame!-exclamó.

Canute chasqueo sus labios.

-Que niño más gruñón.-espetó.-Sabes, esta es una posición muy curiosa. Tú encima de mí.-comentó gracioso.

Thorfinn frunció el ceño. Arrugó su entrecejo y se logró soltar de una rabieta, miró con ira al contrario y le escupió.

-Maldito marica.

Ese fue su último insulto antes de salir por la puerta, igual o más enojado que el principio.

Canute suspiro. No es la primera vez que un cliente se pone violento, o alguien trata de agredirlo, está acostumbrado a este tipo de cosas. Lo que hizo Thorfinn, fue sólo la rabieta de un niño para él.

Se sento y miró su tacon todo roto, bufo por lo bajo.

-¡Me debes un tacon, mocoso!-vocifero con todas sus fuerzas. Volvió a acostarse en el suelo.-Que noche...

Thorfinn no estaba muy lejos, aún seguía cerca del baño público, logró escuchar las palabras del rubio. Gruñó por lo bajo.

-Vete al infierno.

Crybaby {Thornute}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora