Cap. 5

434 28 12
                                    

POV Chiara

Cuando estuve dentro la GMG me dijo con su voz falsamente puesta dulce, como si se creyese Umbrige :

- Querida mía, sabes que lo que hiciste está muy mal.
- contestó mientras negaba con la cabeza levemente y negaba también con el dedo -
Voy a tener que castigarte severamente.

En ese momento pensé en la pluma que cuando escribías te hacían heridas en la mano.

Creo que ella también es Potterhead porque en vez de la pluma ella usa un cuchillo.

Te va escribiendo en la mano con él la frase que tienes que memorizarte y cada vez lo inca más adentro.

Yo tengo bastantes heridas de esas.

Cada vez que te hace una se va a otro lado para hacerte otra la próxima vez.

Yo en el abdomen tengo una larga que pone : No debo interrumpir.

Otra en la pierna que pone : No debo quejarme.

Y por último, una en el cuello que tapo con una bufanda que pone : Una rara siempre será rara.

Después de todo eso no hay nada peor así que intenté adivinar.

- Bueno, y qué tengo que hacer, quedarme hasta las tantas ordenando su despacho. - intenté decir sonando inocente.

Mala idea.

Nunca pero nunca, intentes adivinar un castigo que te pongan.

Es muchísimo peor.

Después de decir eso, ella me miró con los ojos abiertos como platos y una sonrisa que seguro intentaba que fuese tranquilizadora pero le salió psicópata.

Tragué saliva, cuando hacía eso siempre te iba a hacer algo terriblemente horrible.

Me señaló y dijo :

- Tú, como siempre haces bromas según tú a los demás.
Ahora te haré una yo a ti.

Ah, vale. No sería tan malo pensé.

Pero otra vez me equivoqué.

Se dió media vuelta y al volver a mirarme después de estar un rato así.

Empezó a convertirse en un monstruo ( multimedia ).

Era feísima, más de lo que es normalmente.

Estaba calva, aunque se veía venir que usaba peluca.

Toda la piel se le fue para ser reemplazada por una especie de tela viscosa.

Le salieron alas de la espalda.

Pero no eran alas normales como las de los pájaros o las de los ángeles.

No, eran alas gigantes de murciélago.

Era entera negra y tenía unas garras super afiladas en las manos y los pies.

Los ojos se le achicaron y alargaron poniéndoseles de color oscuro y en el medio blanco.
Difuminado por los alrededores.

Los dientes los tenía mucho más largos y afilados.

No era ella.

Eso sí era totalmente diferente.

Pensé, ¿ esto es una broma ?

Entonces empezó a volar un poco y me dijo :

- Ahora, querida mía, ve vas a decir dónde está el Campamento Mestizo.

La miré confundida, ¿ de qué me estaba hablando ?

- No tengo ni idea de que es eso.

- No me vengas con mentiras pequeña semidiosa. - me cogió por el cuello -
Ahora me vas a decir dónde lo puedo encontrar o sino te mataré.
Aunque puede que lo haga si me lo dices también.

El reencuentro de los di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora