Pequeño grupo de amigosEn lo profundo de un bosque habían muchos animales, animales de distintos tamaños, colores, tipos, y les gustaba jugar entre ellos durante todo el día hasta que llegaba la hora del almuerzo y tenían que volver a casa.
Entre todos esos animales, podíamos encontrar a un pequeño grupo de animalitos que eran amigos; entre ellos se podía ver a un mono, una jirafa, un elefante y un pequeño colibrí. Un ave pequeñita y bonita.
A ellos les encantaba jugar y estar juntos, las tardes se volvían muy divertidas entre estos pequeños amiguitos.
Un día, quisieron comer frutas así que la jirafa al ser alta empezó a buscar un árbol que tuviera frutas, logró ver un arbol con mangos, pero los mangos estaban muy altos y la jirafa, aún con su largo cuello no los alcanzaba. Así que le pidió ayuda al mono y este trepó hasta poder tumbar muchos mangos para cada uno de ellos. Eran tantos los mangos que hasta le pudieron llevar a sus padres.
Otro día había llovido mucho y el tronco de un gran árbol seco se había quedado en medio del pequeño río, impidiendo que el agua fluyera, así que el agua se estaba desbordando. Nuestros cuatro iguitos habían ido a ver y el elefante dijo que él podía ayudar. Los elefantes tienen mucha fuerza así que empujó con todas sus fuerzas, empujó y empujó hasta que el tronco sacó del río y el agua fluía otra vez.
Todos estaban contentos, estos amigos se divertían mucho juntos, y les alegraba poder ayudar a los demás.
Pero nuestro pequeño colibrí se empezó a sentir mal, todos ayudaban en algo pero él sentía que al ser tan pequeño no podía ayudar a nadie y en nada. Ese día el colibrí no fue a jugar con sus amigos en el bosque, así que el mono, el elefante y la jirafa fueron a visitarlo. Entraron a la casa y lo encontraron sentado en el patio.
—¿Qué tienes colibrí?— preguntó el mono.
—No tengo nada— respondió el colibrí.
—¡Oh, vamos colibrí! Dinos qué tienes.— insistió el elefante, pero el colibrí no respondía.
—Pero dije que no tengo nada— dijo el colibrí empezando a molestarse. —Es solo que soy muy pequeño y no puedo ayudar en nada.
—Colibrí— llamó la jirafa, —No le dije a mis padres que estaría aquí, ¿podrías ir a decirle lo más rápido que puedas? Es que no quiero que me castiguen y que yo no pueda jugar con ustedes.
Aunque el colibrí estaba molesto, no podía dejar de ayudar a sus amigos, aunque sea solo dando un mandado.
El colibrí empezó a volar lo más rápido que pudo, llegó a la casa de los padres de la jirafa y les dio el mensaje. Los padres de jirafa le dijeron que estaba bien. Colibrí voló rápido nuevamente y llegó a su casa.
—Tus padres dicen que está bien.— dijo cansado el colibrí.
—Eres muy rápido volando colibrí, has sido de mucha ayuda, gracias.— le dijo la jirafa.
El elefante y el mono estuvieron de acuerdo en lo rápido que era su amigo colibrí.
Fue entonces cuando colibrí entendió que todos es su grupo de amigos eran diferentes, tenían cosas que los hacía diferentes a los demás.
La jirafa era bien alta y eso le ayudaba a ver y encontrar cosas, el mono era muy bueno trepando y haciendo acrobacias, el elefante era grande y fuerte, pero el colibrí era pequeño y rápido.
El colibrí ya no sentía que no era importante o que no ayudaba en su grupo de amigos, al todos tener algo que los hacía diferentes y especiales, su grupo de amigos era único.
Fin.
Enseñanza
Todos somos especiales y buenos en algo, puede ser que te vaya bien en los deportes y que no lo seas tanto con los números, pero puede ser que tus compañeros sí lo sean y puedan ayudarte. Así como tú puedes ayudarlos a ellos. Todos somos buenos haciendo algo sin importar lo pequeño que seas.
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Cuentos infantiles
Short StoryCuentos cortos para niños, cada uno con una enseñanza al final.