Un Chico Enigmático

5.

¡¡¡Holiiii!!!
Pasaba por acá a dejar un poco de love 💕😉
Se cuidan!!😍🙌
Y miren la belleza de la foto del capítulo 😊😍💕

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Minho juró y tomó la barra de jabón. Ayudar a Taemin a traer a su hijo al mundo no estaba en sus planes, pero le brindaba la oportunidad de participar en algo que Chung-ha le había negado, pensó de pronto. Además tenía una deuda con Lee Taemin. Él le había salvado la vida. Y, de todos modos, abandonar a una persona en aquel estado era miserable. 

Minho tiró unas toallas de papel y se secó las manos, apurándose para volver a la sala. Taemin sonrió al verlo, pero el miedo era evidente en sus luminosos ojos azules. Choi tomó su mano y la estrechó, tratando de respaldarlo y de reconfortarlo en aquella situación. 

Tras examinar a Taemin, Ravi les aseguró que todo iba bien. 

—Descanse entre contracción y contracción —recomendó—. Esto llevará un tiempo, pues tengo que ver algunos pacientes antes. No se ponga usted nervioso —añadió mirando a Minho significativamente y comenzando a escribir en unos papeles. 

Una lágrima resbaló por la mejilla de Taemin hasta llegar a los labios. Minho volvió a  recordar la suavidad de su boca, lo dulce y cálido que le había sabido el beso.

—¡Maldita sea, Taemin, por favor, no llores! 

Por fin encontraba una distracción, pensó Taemin. A pesar de su ansiedad era consciente de la irritación de Choi al verlo llorar. La mayoría de los hombres no soportaban la parte sentimental de la vida. Timoteo nunca había podido soportar verlo llorar. Además, ¿para qué servían las lágrimas?, se preguntó. Nunca habían podido cambiar la realidad. 

—No hace falta que te quedes, mi esposo se hubiera ido hace rato —comentó con naturalidad. 

—Todo hombre debería de estar presente en el nacimiento de su hijo —declaró Choi firme. 

—Tú y tu mujer… —comenzó a decir Taemin, viéndose interrumpido por otra contracción. 

—No estoy casado —soltó Minho. La firmeza en su tono de voz no podía ocultar la cruda angustia y el dolor que escondía la declaración. Taemin se preguntó por la causa de esos sentimientos—. No malgastes tu esfuerzo, no voy a abandonarte. 

Aquellas palabras, pronunciadas con voz tranquila y profunda, resultaron de gran apoyo para Lee. Eran como un par de fuertes manos que lo sostenían. Tenía que admitirlo, no quería pasar solo por eso. 

¿Pero se atrevería a aceptar la ayuda de un extraño? 

Taemin sintió que la contracción cedía y contempló los preciosos ojos café de Minho. Había miedo en ellos, pero también determinación. Minho era todo un hombre. Su alma tenía heridas aún abiertas, pero ésa era precisamente la causa de su fortaleza. Igual que la desilusión le había enseñado a él a dejar de soñar. Taemin tuvo una nueva contracción. 

—Entonces trata de ser útil —dijo con voz entrecortada—. Cuéntame algo, lo que sea. Simplemente… habla. 

Durante largas y desesperantes horas y oleadas de dolorosas contracciones, Taemin se agarró a la mano de Minho y escuchó su voz profunda y suave contarle su infancia en Busan y hacer preguntas sobre Mokpo. Luego, al final de la tarde, las contracciones cambiaron. Taemin gimió tratando de controlar su necesidad de evitar las contracciones que últimamente eran más fuertes.