Un Chico Enigmático

Final

Bueno, finalmente llegamos al final... Decirles que nos volveremos a ver próximamente, que sigan cuidándose mucho 😷💕 y que como ha sido siempre agradecerles el inmenso cariño que me dan🤗😘❤️🌹

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Taemin había permanecido durante toda la mañana sentado en el porche trasero del refugio, contemplando el paisaje y esperando que el silencio aplacara el dolor que sentía. 

Pero no funcionó.

Una lágrima resbaló por su mejilla. Cerró los ojos y trató de contener el resto. Había llorado mucho, y ninguna de aquellas lágrimas había cambiado en nada las cosas. Amaba a Minho, pero Choi no le correspondía. 

¿Seguro?, susurraba una voz en su estúpido corazón. De todos modos, Choi le había propuesto matrimonio aunque no fuera así, deseaba adoptar a Minhyuk. Y Minho no era un niño que hiciera promesas sin estar seguro de poder cumplirlas. Choi Minho era todo un hombre, un hombre de experiencia, honesto. 

¿Se podría decir lo mismo de él? 

A pesar de creer haber hecho lo correcto Taemin se daba cuenta de que había huido, de que había actuado mal. Tan mal como Chung-ha. Minho le había pedido, casi rogando que se quedara y lo esperara, y él a la primera se había marchado sin decir una sola palabra. 

—¡Auxilio! 

Un escalofrío le recorrió por la espalda. ¿Era un grito real, o sólo producto de su imaginación? 

—¡Auxilio, Ayuda! 

—¡Voy! —gritó mientras su corazón comenzaba a latir acelerado de nuevo—. 
¡Ya voy! ¡Resista! 

Taemin corrió por el camino que llevaba desde la cabaña hasta el camino del río. 

—¡Auxilio! 

Llegó a la enorme piedra que bloqueaba el camino, se agarró a ella y asomó la cabeza. Y se quedó mirando sorprendido.

Era Minho.

Aquel loco, atractivo y tierno Choi Minho estaba de pie, sobre una piedra, en el cauce del río seco, con un montón de rosas en los brazos. 

—Ayuda —dijo Minho una vez más en voz baja, con una sonrisa de inseguridad—. Tienes que ayudarme, Tae —añadió saltando de la piedra. 

Atónito por la intensidad del deseo de lanzarse sobre Choi para besarlo, Taemin sintió que su voz sonaba entrecortada al preguntar.

—¿Cómo… qué clase de ayuda necesitas?
 
—Necesito una segunda oportunidad, Tae —declaró Minho dando un paso hacia él—. Y sólo tú puedes concedérmela. 

Él era incapaz de articular palabra. 

—Cuando me sacaste de este río durante la crecida… —comenzó Minho a explicar abrazando las rosas que comenzaban a caérsele—… me concediste una segunda oportunidad para vivir. Ahora te pido que me concedas una segunda oportunidad para declararme. 

—Minho, yo… —Taemin se retiró nervioso el mechón de cabello de la cara. 

—Por favor —rogó el moreno acortando la distancia que los separaba—. Si me rechazas yo… —sacudió la cabeza. 

El menor no deseaba seguir resistiéndose. ¿Por qué no aceptar la oferta y amarlo durante el resto de su vida?, se preguntó. Quizá Choi, en un futuro, pudiera llegar a… 

—No, no puedo prometerte que me iré, Lee Taemin —continuó derritiendo la poca resistencia que quedaba en él—. No podría. Cásate conmigo, Taeminie, por favor. 
Te amo. Quizá no sepa cómo expresarlo, pero aprenderé. Tú puedes enseñarme, igual que le enseñas a tu hijo.