Cap. 4

47 8 0
                                    

Esperanza

¡¡Que mierda paso!!, solo recuerdo escuchar la melodía cada vez más cerca, una voz y comenzar a dar vueltas sin parar...

- ¿Estás bien?, preciosura - al escuchar una voz, alzo mi rostro y lo primero que me percato son en sus impresionantes ojos verdes tan vivos y brillantes atrapándome toda. Al escuchar esa melodía tan fuerte y clara, me hacen reaccionar de golpe.

- E... eres tú - respondí de manera temerosa, no pude ser él; pero sus latidos fuertes me hicieron reaccionar todo era real, él estaba aquí.

- Por fin te encontré... nena...- esas palabras hicieron que mi corazón se acelerara, las emociones me embargaron, por fi lo tenía a mi lado.

Y, así poco a poco comencé a fijarme de cada detalle de su rostro, sus ojos que cada vez se iluminaban más, su nariz griega, sus labios gruesos sonriéndome y mostrando unos encantadores hoyuelos, no tenía barba. Era hermoso.

Estaba a punto de acariciarlo... cuando escuche gritos y llantos, reaccione de golpe... Ian, me había olvidado de mi hermano.

Alexander

Ella estaba a punto de acariciar mi rostro... cuando escuche gritos y llantos me alertaron...mis hermanos, me había olvidado de ellos.

Mi mate se levantó de golpe y yo también me apresure hacerlo, empecé a correr, mientras me acercaba los llantos eran más fuertes. Intensifique mi olfato y sentí el aroma de un vampiro, la rabia comenzó a fluir por mi cuerpo si ese maldito chupasangre les había hecho algo lo pagaría.

Al llegar a la cima, los busque en medio del prado ahí estaban los mellizos llorando de manera desconsolada junto a un pequeño vampiro. Me acerque rápidamente sin que se dieran cuenta, agarrando el brazo del pequeño vampiro realizando un poco de presión, la expresión que hizo fue de pavor, sus ojos se humedecieron comenzando a llorar.

- ¡¡Suéltalo!! - grito mi mate, arrebatándolo de mi mano.

Ella lo cargo acomodándoselo entre su cuello diciéndole palabras de aliento, como se atrevía a consolarlo.

- ¡¡Dame a ese maldito chupasangre!! - exigí; el animal a mi interior estaba hecho furia.

- ¡No te permito llamarlo así, es mi hermano!!

Cuando pronuncio esas palabras, mis ojos se abrieron de sorpresa no lo creía, tenía que ser una vil mentira - ¡No, no puede ser mi mate un maldito vampiro! - rugí lleno de rabia.

- Sí, soy un vampiro ¿y qué? - escupió las palabras llenas de rabia.

Me acerque hacia ella, pero de pronto sentí unos pequeños brazos rodeando mis piernas - Helma...no... quielo il a casa... - pronunciaban mis hermanos entre sollozos. Me agache tratando de calmarlos.

- Lansha... quiero ir a casa

- Ya nos vamos - escuche,

- Aún tenemos que hablar - dije entre dientes

- ¡Yo no tengo nada que hablar contigo! - grito, llendose de forma rápida.


(...)

¡¡Maldita sea cuando al fin la encuentro resulta que es una vampiro. Diosa porque me hiciste esto!!, gritaba mientras tiraba puñetazos a la pared. No me podía sacar de la memoria el encuentro lo revivía una y otra vez.

Toc toc - ¿Hijo puedo pasar?

- Si, pasa - pronuncie de mala manera

- ¿Qué paso aquí?

- No, pasa nada

- Cuéntame, estas raro desde que regresamos

- Hoy encontré a mi mate - ella al escucharme grito de alegría

- ¿Por qué no estas contesto?

- Ufff bueno... - le comencé a relatar todo desde el principio.

- Ay, hijo yo no te crie así, les preguntaste a tus hermanos que paso

- No, no lo hice - ella salió rápido, seguro se iría a la habitación de los diablillos.

A la media hora regreso, con una expresión molesta, se acercó y me dio un golpe a la cabeza.

- ¿Qué te pasa mamá?- pronuncie mientras me sobaba el golpe - te debería pegar más fuerte por ser idiota y no pensar antes de actuar.

No entendía, porque su actitud - Te equivocaste al tratar mal al pequeño vampiro, el solo ayudaba a tu hermanos a levantarse. - mientras me contaba todo lo sucedido mi rostro cambiaba a una de horror, fui un idiota.

- Mamá ¿que hice la perdí?, ahora ella me odia con más razón. - me tocaba la cabeza mientras me revolvía el cabello, tenía que hacer algo, pero que...

- Tranquilo hijo, primero búscala y pídele perdón por tu actitud, y más a ese pequeño seguro estará aterrorizado.

Sí, eso hare desde mañana la buscare y tratare de solucionar todo, espero me perdone...

Pertenezco a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora