Cap. 10

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Esperanza

Sentí un frío recorrer mi espalda al ver los ojos de mi padre inyectados de sangre, trage fuerte - papá es un amigo.
- Y lobo ¿Por lo que puedo oler?
- siii...
- Un gusto conocerte Alex - intervino mi mamá, brindandole una amplia sonrisa - un gusto igualmente señora Scott.
- Cariño cambia esa mirada que los niños se van asustar - pronunció mamá dándole un codazo a mi padre.

A regañadientes mi padre coloco una forzada sonrisa en su rostro - si un gusto Black.

- Si, un gusto conocerlo señor Scott.
El ambiente era tan tenso que se podría cortar.

A lo lejos, mejor dicha a unos pocos metros se escucharon unos pasos rápidos - alesh alesh. - eran sus pequeños hermanos que al llegar se abrazaron a las piernas del mencionado.

Él se agachó a su altura abrazándolos - niños saluden no estamos solos.
Los pequeños asintieron, mirándonos y saludando al unisono - Buenas taldes.

- doctola - pronunció la pequeña corriendo a mi lado - hola pequeña.

Mis padres me miraron, no les había contado sobre la operación. Murmuré un luego les explico mi papá asintió.

Hoy tendría otro interrogatorio.

- Alex, niños...  doctora, es un gusto verla - al ver era su madre quien saludaba ahora estaba cerca de nosotros junto a su esposo.

- Un gusto también volverlos a ver señores Black.

De nuevo todo volvió a ser más incómodo ellos se presentaron con mis padres.

Álvaro y Natalia así se llamaban los señores Black parecía que no les incomodaba el ambiente a nuestro alrededor, por un lado mi madre siempre con su sonrisa transparente algo que la catálogo y mi padre con su cara sería aunque intentará sonreír.

Esperaba que después de aquella presentación ellos se fueran y así acabar con todo. Pero parece que  todo salio mal.

Bueno mi hermano nos recordó que nos dirigíamos a comer, al escuchar eso los señores Black nos invitaron, yo trate de negarme pero ellos insistieron que era como agradeciendo por haber operado a su hija.

Ahora estamos todos juntos sentados en una misma mesa mis padres y los padres de Alex están sentados en cada extremo de la mesa mientras Ian y yo estamos a su costado, al igual que él y sus hermanos.

Por suerte el almuerzo termino tranquilo y no enmedio de una guerra.
Al finalizar nos despedimos, al estar apunto de salir del restaurante.

Por fin libertad quería gritar, pero me detuvo - nos vemos hermosa - pronunció cuando se acercó a darme un beso en la mejilla y como vino se fue corriendo.
Maldito grite en mi interior, si te vuelvo a encontrar te mataré me jure a mi misma.

Pertenezco a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora