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El SBS Gayo Daejun de ese año sería histórico, y cada idol presente ese día, lo sabía. Jimin había estado muy nervioso desde que comenzó a prepararse para el espectáculo, incluso antes que JungKook confirmara su asistencia, para Jimin iba a ser todo un show mediático. Los periodistas no se habían rendido con los miembros de BTS, queriendo sacar alguna declaración de cada uno y así seguir con su circo.

NamJoon, siendo el líder indiscutido, ya había hablado y dejó en claro que apoyaba a JungKook, que seguía siendo la misma persona para él y que su sexualidad no debía ser algo que importase. HoSeok desde el extranjero dijo que al igual que todos los miembros de BTS, ya lo sabía y que no entendía porqué había tanto revuelo por las declaraciones de JungKook.

Lo único que había de YoonGi, era un video donde le gritaba a los reporteros que se fueran a la mierda y lo dejaran en paz. De alguna manera, Jimin no supo cómo, había surtido efecto y ya no lo molestaban.

Jin y TaeHyung aún no habían declarado nada al igual que Jimin y era porque estaban en una posición difícil. Eran personas totalmente activas en la industria, y a pesar de contar con una basta carrera, un tema como la homosexualidad, seguía siendo delicado y cualquier cosa que dijeran podría afectarlos.

La empresa ya los había presionado, debían referirse al escándalo pronto para detener el hambre de los medios. Por lo que cuando Jimin estuvo en la alfombra roja y un periodista le preguntó sobre lo que opinaba de JungKook asistiendo ese año, solo dijo.

— Creo que aquí lo importante son los fans que se han reunido para vernos a todos.

La verdad es que Jimin se sentía orgulloso de JungKook, quien a pesar de que los medios lo atacaban todos los días y en redes sociales, las personas aprovechaban para hacer fiesta del mal momento que estaba pasando, confirmó toda su agenda y asistencia a los premios de final y comienzo de año. Ningún tipo de prejuicio iba a evitar que JungKook se detuviera de hacer lo que amaba. No bajaría la cabeza, ni se escondería, y tenía la suerte de tener una empresa que lo apoyaba.

Cosas como esas, momentos como esos, hacía que Jimin se le ablandara el corazón por el menor, pero cuando se acordaba de lo traicionado que se había sentido cuando vio las fotos, su corazón volvía a ese estado de hielo del cual parecía nunca querer sanar.

Muchas veces se encontraba a sí mismo empuñando su teléfono para hablar con JungKook, enviarle un mensaje o llamarlo, y aunque trataba de hacerlo, no podía. Su dolor no lo permitía olvidar, la herida aún estaba a flor de piel.

Caminando hacia su lugar en los camerinos, se cruzó con muchas personas que saludaban y se detenían a conversar, mayormente conocidos a lo largo de su carrera. Sus manos sudaban, en cualquier momento se iba a encontrar con JungKook y todo era inevitable. Había cámaras por todos lados y muchas personas que los estaban viendo, expectantes de obtener algún tipo de información de ellos. Jimin comenzó a rezar y ver si obtenía algo de suerte, no creía que pudiera escapar.

Pero nada fue así, en el siguiente momento, de frente a él y caminando hacia su dirección contraria estaba JungKook.

De repente sintió todas las miradas sobre ellos dos. Fueron miembros del mismo grupo por años, vivieron y viajaron juntos. Eran conocidos por una gran amistad y una sana rivalidad. Había miles y miles de fotos en internet de ellos dos, pasando el tiempo juntos. Todo el mundo estaba esperando alguna interacción. Aquello sería la prueba, la prueba irrefutable de que BTS apoyaba a JungKook luego del escándalo. Ese pequeño, pero importante momento, era la clave para evitarle odio de sobra a JungKook y Jimin no tenía el corazón para hacerle eso.

En cuestión de segundos cuando estuvieron en frente, se abrazaron. Jimin estaba rígido y se mordió el interior de su mejilla cuando inhaló el aroma del menor, y quiso llorar. JungKook se aferró a él, sus manos se cernieron en su espalda y se sostuvo. Dolía, pero al por fin tener contacto con su pareja después de mucho tiempo, también se sintió como un bálsamo.

— Hey JungKook-ah — Jimin saluda como si nada, con una gran sonrisa falsa. Era hora del espectáculo para las cámaras.

— ¡Hyung! — JungKook sonríe y a diferencia de la suya, la del menor era completamente real y de alivio.

Cuando se vuelvan a abrazar, sintiendo los flashes y los murmullos alrededor de ambos, Jimin se acerca a su oído y no le importó que las cámaras captaran el momento, sabía que nadie iba a escuchar de todas formas.

— Ven a mi habitación de hotel luego de esto — Necesitaban hablar, aunque su dolor aún era latente, no podían seguir ignorando el estado de su relación.

Al separarse, por una fracción de segundo, Jimin observó la expresión de asombro en el rostro del chico, pero rápidamente la elimina por la sonrisa de antes, incluso ahora mucho más grande, y asiente en una afirmación silenciosa.

Alejándose, camina hacia su camerino, queriendo olvidar lo que pasó hace unos segundos. Odiaba todo en esa situación, tener que actuar para el mundo y esconder su verdadero yo, pero por el momento, lo único que tenía en mente era prepararse para hablar con JungKook.