La casa de las pequeñas escapadas

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— ¡Joy! ¡Amber! — las llamó Nina desde la otra punta del pasillo. 

— ¿Qué pasa? — preguntó Joy. 

— Creo que esta tarde deberíamos ir al bosque. Ya sabéis, para ver el sitio que dijo Patricia. 

— ¿A qué hora? 

— Yo tengo lío hasta las cuatro y media. 

— Pues... ¿A las cinco menos cuarto? 

— Sí, me parece bien. En la entrada. 

— Avisaré al resto. 


***


— ¿Queda mucho? — se quejó Alfie.

— No — respondió Patricia. 

Siguieron caminando. 

— ¿Queda mucho? — volvió a preguntar. 

— No.

Al cabo de poco, Alfie resopló. 

— ¿Queda mucho? 

— ¡Alfie! — Patricia se giró y le apuntó con un dedo — ¡Vuelve a preguntarlo y te juro que...! 

— ¡Chicos! — gritó Fabien, que estaba unos pocos metros más avanzado — Creo que hemos llegado. 

El resto del grupo se apresuró a llegar donde el castaño. Ante ellos se alzaba un pequeño edificio de piedra recubierto por hiedra. Lo rodearon. 

— No hay nada. Ni una puerta, ni una ventana... ¡Nada! — dijo Joy decepcionada. 

— Ya... — Patricia se llevó el brazo a la nuca. 

Alfie se sentó en una piedra que había por ahí:

— ¡Vaya, qué decepción! Hemos andado tanto para encontrarnos con un cubo gigante de piedra mohosa sin nada interesante. 

En ese momento a Nina se le encendió la bombilla. 

— ¡Eso es! Alfie, ¡eres un genio! — todos la miraron interrogantes, Alfie el que más. 

— ¿Alfie un genio? — preguntó Patricia con la ceja enarcada — Nina, ¿estás bien? 

— ¡Claro! ¿Recordáis el mensaje del cilindro? 

Solo cuando el ojo del cubo vea la luz, las puertas hacia el poder se abrirán — recitó Amber. 

— ¡El cubo! — exclamó Fabien. 

— Pero, a ver, ¿no creéis que os estáis precipitando? Quiero decir, "el cubo" podrían ser muchas cosas, no tiene por qué ser este edificio. 

Mientrastanto, Nina estaba muy concentrada repasando el mensaje mentalmente. 

— El ojo del cubo... ¿Podría ser...? — levantó la cabeza hacia sus amigos — Buscad un ojo. 

— ¿Un ojo? — preguntó Fabien extrañado. 

— Sí, como el de mi colgante. Buscadlo por las paredes del cubo. 

— Claro... El ojo del cubo... — susurró Amber mientras palpaba los muros de piedra. 

Al cabo de poco Joy les avisó:

— ¡Lo he encontrado! — se acercaron todos — ¿Lo veis? Aquí. 

Apartando un poco la hiedra los chicos pudieron ver la silueta de un ojo tallada en la piedra. 

— ¿El colgante encaja? 

Nina se apresuró a poner su ojo encima del grabado. Encajaba. 

— P-pero... ¿Por qué no pasa nada? 

— Solo cuando el ojo del cubo vea la luz... Seguramente se refiera a la luz del día — dijo Joy señalando la luz reflejada en la parte más alta de la pared. 

— A esta hora el sol no se refleja sobre el ojo, tendríamos que venir antes. Alguien tendrá que saltarse las clases... 

— Yo el jueves voy a la residencia, así que saldré antes. 

— Está bien, yo diré que estoy enferma. 

— ¿Y el resto qué hacemos? — preguntó Alfie

Fabien le dio dos golpecitos en el hombro. 

— Esperar. 


***


Eran las 11 y media de la noche. Mara estaba en su habitación, intentando dormir. De repente, escuchó un ruido. Alguien estaba dando golpes a su ventana. 

— ¿Mick? — se extrañó al ver al rubio. 

— ¡Corre, ábreme! 

La morena abrió la ventana en seguida y Mick entró. 

— ¿Pero qué haces escalando el edificio? ¿Estás loco? 

— Sí, loco por ti —dijo justo antes de besarla. 

— Mick, es tarde. 

— Ya lo sé — dejó besos en el cuello de la chica — ¿Desde cuando es eso un problema? 

— Mick... — dejó de besarla — Por favor.

— Me arriesgo la vida escalando un piso por ti, ¿y así me lo agradeces? — hizo pucheros. 

— Idiota. — Mara sonrió — Imagina que te caes. 

— ¿Caerme? ¿Yo? 

— No, claro, el gran e increíble Mick nunca se cae. 

— Admite que te ha gustado esta visita nocturna. 

— Bueno... — se le escapó una sonrisa — ¡Ven aquí! — tiró de él juntando sus cuerpos y le besó. 

— ¿Cómo es que estás despierto a estas horas? — preguntó después. 

Mick se encogió de hombros. 

— No tenía sueño y he salido un rato a correr. 

— Ah. — fue lo único que supo decir — Creo que deberíamos ir a dormir ya, en serio, mañana madrugamos. 

— ¿Me echas de tu habitación? 

— Hmm... Sí. Será lo mejor. 

El rubio rió. 

— Hasta mañana, Mara. 

— Hasta mañana. 


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*¡La pared con el ojo tallado en multimedia! 

P. D. Siento mucho no haber podido hacer MENHOA este año, pero os aseguro que antes de 2020 publicaré otro capítulo. 

:) 


La casa de Anubis (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora