Hoy ha venido Gabriela.
La única que aún me visita.
No le he abierto la puerta.
Sigue viniendo aunque no se lo pida.
Aunque la ignore.
No se cansa.
Y me irrita.
No la entiendo.
Mis padres le piden perdón.
Me riñen por eso.
Pero he dejado de escucharlos.
Ya ni siquiera oigo un murmullo.
Ya no oigo nada.
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Treinta Días (Blog #1)
Kurzgeschichten¿De verdad hay un momento en el que tocas fondo? ¿Seguro?