Me he puesto una sudadera ancha. Y unos pantalones anchos.
Odio ver mi cuerpo en el espejo.
Es simplemente asqueroso.
Siento ser grosera.
Pero es cierto.
Veo a la gente desde la ventana de mi habitación.
Y son hermosos.
Cada uno de ellos es perfecto.
Todos y cada uno.
Y después estoy yo.
Mirarme al espejo me produce repugnancia.
Por eso los rompí todos.
Todos menos este.
Me recuerda quien soy.
Me recuerda en que me he convertido.
Me recuerda que solo soy una sombra.
Una sombra que perdió su luz.
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Treinta Días (Blog #1)
Historia Corta¿De verdad hay un momento en el que tocas fondo? ¿Seguro?