Exilio

8

Originalmente pensé que el pequeño botón de jade solo tenía dos o tres taels como máximo, pero no esperaba eso ...

El corazón de Su Qingbai se volvió complicado. Sabía que no debía tomar el dinero. Pero en la actualidad, al ocuparse de las renovaciones de las tareas domésticas, quedaría poco dinero. Para las familias sin ningún ingreso, no durarían mucho.

Este dinero, realmente lo necesitaba.

Si lo peor llegaba a ser peor ... devuélvelo a ese hombre más tarde.

...

Quitándose la camisa larga, Su Lingchuan sacó su camisa áspera de la nada y se la puso. Reunió a todos de nuevo.

"Ahora que tenemos cien taels de plata en casa, podemos asegurarnos de que tenemos suficiente comida y ropa para el próximo período de tiempo, pero no podemos simplemente sentarnos y no hacer nada". Su Lingchuan hizo una pausa y comenzó ponerse manos a la obra. "Quiero abrir algunos terrenos para el cultivo de la familia".

La tierra fronteriza era la menos valiosa. Sin mencionar que la cosecha fue pequeña, en cualquier momento, podría ser invadida y hostigada por el ejército vecino cuya tierra era más pobre. La otra mala suerte fue que no se cosechó un solo grano.

Abrió la tierra para el cultivo.

Cuando Su Qingbai lo escuchó al principio, no sintió nada en particular. Desde la infancia hasta la edad adulta, no había hecho mucho trabajo todavía. Lo único de lo que está cansado es de quedarse despierto hasta tarde en el casino y en la cama de alguien. Al principio, todavía no sabía mucho sobre el trabajo.

Hasta que su Lao Zi le metió una pala y una azada.

Su Lingchuan solía hacer este tipo de trabajo antes. Los dos hermanos mayores de Su Family solían practicar artes marciales, lo suficiente para mantener sus cuerpos en forma y fuertes, y para que pudieran tolerarlo un poco.

Su Qingbai y Su Huai no pudieron hacerlo, especialmente Su Qingbai. Levantó la azada y la balanceó dos veces. Las palmas blancas y tiernas de sus manos estaban ampolladas. Le dolían mucho las manos. En medio tiempo, se detuvo y no hizo mucho trabajo.

Su Lingchuan terminó un pequeño pedazo de tierra y miró hacia atrás. Vio que Su Qingbai todavía estaba perdido en esa pequeña área y pensó que era flojo.

Su Lingchuan quería cambiar los malos hábitos de su hijo muy temprano, pero estaba ocupado con los asuntos estatales. En este momento, Su Lingchuan se quitó los zapatos y quiso azotar a Su Qingbai.

Afortunadamente, aunque las manos de Su Qingbai estaban ampolladas, sus piernas aún estaban bien. Fue perseguido por su viejo en el desierto durante medio día.

Finalmente, Su Qingbai le mostró lastimosamente a su Lao Zi las burbujas en sus manos. Su Lingchuan no le dio una buena paliza, solo lo pateó con algunas patadas y le enseñó con algunas palabras.

Después de su Lao Zi en casa, Su Qingbai le dio unas palmaditas en el polvo. Tuvo suerte de que su papá lo pateara por unos pocos y no lo golpeara con fuerza. No me dolió.

Inesperadamente, cuando Su Lingchuan regresó con un par de hombres cargando azadas, vio un pequeño árbol con ramas gruesas en el camino. El padre Su se detuvo de repente. Levantó la azada y la cortó. Esa noche, cortó una regla con ella. Era mucho más grueso que el que usaban cuando todavía vivían en la capital.

Su Qingbai echó un vistazo. Su papá lo cortó casualmente. Las espinas no habían sido pulidas.

Esa noche, Su Qingbai se portó muy bien.