Capítulo 12

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Sasha



Quité el cinturón de seguridad y abracé por los hombros a Julián. Él en verdad que si sabía cómo besar a alguien, nada comparado a mi padrastro o a algunos de los gemelos... bueno, eso se lo dejo a Seth, quien fue los besó, no yo. Así que no puedo decir la forma en la que besan.

— ¿Confías en mí? — Lo miré confundido — Responde.

— ¿Sí?

— No sonaste convencido — negó, afligido — Siéntate en el asiento de atrás.

— ¿Qué?

— Quiero mostrarte algo — quitó mi cinturón de seguridad, lejos de mi alcance, al ver que lo apretaba — Confía en mí.

— Está bien — suspiré, y dejé lejos el cinturón — ¿Qué me harás?

— Te haré sentir bien.

Asentí sin confiar del todo en él. Me senté en el medio y él colocó los dos asientos delanteros hacia atrás. Me dedicó una sonrisa la cual antes de que pudiese corresponderla volvió a besarme con tanta pasión que creí que me quitaría el aliento por cómo fue. Una de sus manos bajó por mi cuello, y luego quitó mi camiseta al igual que el abrigo.

— Sabes que esto es cliché — me alejé un poco de él — ¿Lo sabes?

— Habíamos dicho que la vida es un cliché en todo su esplendor — besó mi mejilla — Ahora es nuestro turno de hacer el cliché.

— Creo que estoy amando éste chiché — tomé su rostro nuevamente entre mis manos y volví a besarlo.

Quité el botón de su pantalón y lo ayudé quitárselo. Bien, estaba más que bien que mi timidez se marchara por unos minutos, todo estaba perfecto. Estaba sólo en ropa interior y tenía un gran paquete listo para ser liberado.

Levanté mi cuerpo para que me quitara los pantalones también, estaba nervioso. Era la primera vez que tendría sexo con alguien... no cuenta las veces que Seth estuvo con los gemelos. Los besos de Julián bajaron desde mi cuello, hasta mi ombligo.

Asentí, sin pensarlo dos veces para que hiciera lo que deseaba conmigo. Mi bóxer fue retirado, dejándolo al igual que su ropa interior lejos de nuestro alcance. Pensé que me haría una mamada, pero lo único que hizo fue que escupió en su mano y masturbó mi miembro durante unos segundos, antes de que sus piernas se colocaran a cada lado de mi cuerpo.

— ¿Qué vas a hacer? — Puse mis manos en sus muslos — Esto no...

— Confía en mí — sacudió mi cabello — Haremos esto para romper...

— El cliché — tragué en seco — No creo que sea buena idea, nunca he hecho esto antes y puede que no te guste...

— Yo te enseño — alineó mi pene en su entrada y fue bajando — Luego... — acercó sus labios a mi oído — Iremos a mi casa y me dejaras follarte, ¿Bien?

— Más que bien.

Subí mis manos de manera lenta hasta sus caderas y dejé me guiara. Apreté mis manos en su cuerpo cuando bajó por completo, no tenía la mayor idea de lo que debía de hacer. Aunque, Julián me dijera que me dejara llevar, no podía quedarme tranquilo, soy más virgen que el aceite de oliva, ni siquiera he visto porno más de dos veces en toda mi vida, y el hecho de imaginarme esa parte de tener sexo con alguien que apenas conozco, no era la mejor de las cosas que podían pasar mi mente.

Perfectamente Nuestro {Gay}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora