Donde Hyunjin es un idol famoso con una carrera muy reciente, la cual pende de un hilo de irse a la basura.
O donde Dispatch revela pruebas de la homosexualidad de Hwang.
También donde Yang Rosé se vuelve loca ante esos rumores y arrastra consigo a...
¿Qué tal si leen ''LOST ALPHA'', ''THIS IS ME AND I LOVE MYSELF'', ''BUBBLEGUM BITCH'', ''WRONG PERSON'', ''TOUCH ME LIKE YOU TOUCH NOBODY'' y ''SO BABY TELL ME YES AND I'LL GIVE YOU EVERYTHING''? Sería de gran apoyo para seguir publicando capítulos y fanfics <3
¡NO OLVIDEN SEGUIRME, SE VIENEN MUCHÍSIMOS PROYECTOS HYUNIN A MI CUENTA!
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Para que se den una idea de la cantidad de proyectos que se vienen uwu
39, si, 39 fanfics y las que me faltan por pasar a borradores de WATTPAD.
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Hyunjin conducía su auto mientras era consumido por la sensación de nervios, sentía cada parte de su ser, cada centímetro de su carne ser carcomida por los nervios, por el temor del que era el amor de su vida, él único capaz de tener su corazón, en brazos de otro hombre, otro que lo amara, otro que lo adorase como se lo merecía mientras él se pudría dentro de la cárcel.
Estaciono frente a la casa en la cual Kim Jongin, su actual abogado y accionista, había logrado averiguar con sus contactos. La casa era bonita, de un lindo color vainilla y había un lindo y cuidado jardín adornando el frente. Los colores de las flores contrastaba perfectamente con el bien cortado y verde pasto. Jeongin estaba viviendo bien, eso le hizo sentir feliz por dentro, tranquilo.
Hyunjin se bajó de su auto—aquel que recordaba con tanto cariño, en el cual le hizo el amor a Jeongin años atrás con las estrellas de espectadoras—y arregló sus prendas, era consciente de que había prensa pronta a llegar al lugar, así que dejo de lado cualquier miedo que pudiera estar sintiendo por el rencuentro que probablemente lo matase, en ese momento estaba dispuesto a correr el riesgo.
Jeongin no podía dejar de amarlo.
Era imposible que eso pasara.
Lo amaba tanto como él.
Con sus manos temblando camino hasta el cerco, abrió la pequeña puerta blanca y la cerró detrás suyo y antes de arrepentirse casi corrió hasta la puerta y toco el timbre.
Lo que realmente lo descolocó fue escuchar dentro de esa casa su canción, la que le había dedicado a Jeongin.
¿Era lo que creía que era?
¿Jeongin estaba en ese momento escuchando su carta a él?
Eso le hizo sentir esperanzado.
No espero mucho hasta que la puerta fue abierta, pero no vio a nadie sino hasta que sus ojos fueron hacia abajo y un niño le veía feliz, sorprendido y hasta molesto.
Eso no era un niño. No, no podía serlo.
Debía ser esa clase de robots modernos hechos con el ADN de una persona para ser similares a una persona. Estaba claro que debía ser eso, Jeongin tenía el suficiente dinero como para hacer eso, porque no había una explicación para que ese niño frente suyo tuviera sus ojos, sus cejas y su nariz, pero los labios, aquella característica sonrisa ancha de Jeongin y su estilo de cabello eran los mismos que Jeongin. Era una perfecta combinación de los dos.
