VIII. Imaginándote

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Si estuvieras aquí,
todo sería tan distinto;
una sonrisa sin necesidad de fingir,
mi corazón en su marco un latido.

Mi único deseo es abrazarte
poder sentirte aquí conmigo,
tu dulce aliento en mi cuello embriagante,
tus labios de miel sobre mi ardiente espíritu.

Mis manos hacen
aquel eterno recorrido
por cada marca de tu cuerpo
frío y aturdido.

En cavilaciones me pregunto
por qué tiene que ser así el destino,
cuando abro los ojos y caigo en cuenta
que otra vez estaba soñando contigo.

El desamor se ha vuelto poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora