Chapter Fourteen

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Por otro lado la azabache y el rubio miraron la escena del problema un tanto confundidos, no es que les molestase pero era muy incomodo esa situación.

— Vaya, veo que nos quedamos atrapados aquí. Genial. — Ironizó la azabache rodando los ojos.

— Si, pero podemos pasar el rato hasta que arreglen el problema. — Propuso el joven con una sonrisa que dejó cautivada a la de orbes azules por unos minutos.

— ¿Y que pretendes hacer para pasar el tiempo? — Dijo seria mientras miraba el paisaje.

— ¿Y si seguimos hablando? — Le pregunto en forma de respuesta.

Y es que, desde que habían subido a la rueda de la fortuna hablaron de cosas triviales, como gustos, anécdotas, etc. Y a decir verdad se divirtieron mucho con esa conversación.

— Ya que. — Se encogió de hombros. — ¿Cuántas novias has tenido?

Esa pregunta lo tomó por sorpresa a él, realmente no se lo esperaba. No es qué no le quisiera responder pero le resultaba extraño que le preguntaran eso.

— Dos. — Espetó dejando anonadada a la azabache.

— Wow, para un chico muy guapo como tú me sorprende. Yo pensé que eran como ¿siete? O más, no se.

El rubio se ruborizó por ese halago que había recibido, sin embargo no quería quedarse atrás y él quiso seguir con aquel juego, si es que era.

— ¿Y tú? ¿Cuántos chicos han robado el corazón de esta hermosa mujer? — Dijo acercándose lentamente si apartar su vista de los zafiros de ella. — Tal vez no habrás tenido muchos novios, pero apuesto que miles de chicos de todo el mundo quisieron tener el corazón de tan bella dama.

La fémina quedo en shock por todo lo dicho del joven, aún no apartaba la vista de los ojos de él, sus hermosos orbes verdes tan profundos y brillantes que la cautivaban. Tragó duro por la cercanía del blondo y darse cuenta de como miraba los labios de ella, inconscientemente ella también miró sus labios.

Al simplemente verlos un deseo de saborearlos y sentirlos sobre los suyos se expandió por todo su ser. Miraba sus ojos y miraba sus labios una y otra vez, podía sentir su respiración chocar y mezclarse con la de ella.

Cada vez estaba más cerca del rostro de él y sentía los labios de él rozar con los suyos. Estaba a menos de un centímetro de agasajarse de esos labios que la atraían como nada en el mundo. Solo un poco más y sus labios se iban a encontrar entre sí.

Por otro lado el rubio miraba los labios de ella con deseo y fervor, esos hermosos carmesíes que lo atraían como sirena a navegante, solo un poco más y podía probar aquello que no podía todavía obtener.

Deseaba como nunca saborear aquellos labios, así que sin más divagaciones cortó aquella distancia besando sus labios, la azabache que le estaba por corresponder se quedó estática al sentir aquella gran atracción de juego moverse.

Los jóvenes se separaron inmediatamente ruborizados por lo que hace segundos estaba ocurriendo.

— L-lo siento. — Musitó apenado el rubio.

— N-no pasa nada. — Se giró para que él no vea el intenso rubor que la acompañaba. — Aunque si no nos hubiéramos separado estaría mejor. — Susurro.

Lo que no contó fue que el rubio escucho ese susurro ruborizándose instantáneamente.

La gran atracción siguió su marcha, mientras que los jóvenes no dijeron palabra alguna, al cabo de unos minutos todos ya se encontraban ya bajado de aquel juego.

Mi Chica Deportiva // MLB (RESUBIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora