Chapter Fifteen

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Después de lo ultimo ocurrido en el parque de atracciones los azabaches y los rubios se dirigieron hacia la mansión Agreste, el camino fue silencioso e incomodo por parte de Adrien, pero al llegar a la mansión y adentrarse en la habitación del ojiverde el primero en hablar fue el azabache.

— Bien ahora sí, — Exclamo llevándose las miradas confundidas de los presentes. — No les creo nada de eso que solo hablaron, no los puse con Luka y Marinette solo para que hablen. — Arqueo una ceja esperando las respuestas de su amigos, pero esta jamas llego. — Carajo, ¿Van a hablar o les doy una maldita invitación?

— No hay nada que hablar Marc. — Espeto la azabache sentándose en el sofá. — Oh bueno sí, el sábado tengo una cita con Luka.

La tranquilidad y naturalidad en como lo dijo dejo sorprendido al azabache y los rubios que aún no caían en lo que dijo, sin embargo el de cabellera obsidiana empezó a dar saltitos de alegría.

— ¡Sii! ¡Sii! ¡Soy un genio! — Saltaba de la alegría pero se detuvo en seco al cuestionar se algo. — ¿Pero por qué los dices tan natural? Deberías estar feliz.

— Oh, pero claro que lo estoy, pero tampoco voy a estar saltando como tú. Solo es una cita superalo. — Dijo con calma.

Y aunque eso aparentaba por dentro se moría de felicidad, estaba más que feliz, quería saltar de alegría como mismo la hacia Marc, pero no podía. Alguien como ella no podía estar actuando como una niña, ya tenía 20 años ya era casi una adulta y esas actitudes demostraban que era una inmadura como diría su madre.

Aunque tenía que admitir que sus ultimas actitudes también eran infantiles, esa celosía que sintió al ver a Luka con Marinette fue muy inmadura. Tenía que demostrar que ella es decidida y mas ahora que esta dispuesta de vencer a esa estúpida engreída, que sin dudas mostraba una actitud infantil.

— ¿Y tú Adrien? ¿Te quedaras parado mirando a la nada? — Preguntó la rubia mientras reía por la actitud adoptada por él .

Y como no, estaba parado en medio de la habitación sin hablar o moverse, parecía una estatua. Rápidamente salió de sus pensamientos que no eran diferentes a los de la azabache.

Tenía que ponerse firme y aclarar los sentimientos que afloraban por la azabache de orbes marinos. ¿Acaso sus intenciones iban mas haya de una amistad? No lo sabía pero lo tenía que descubrir y actuar como un adolescente hormonal no era la manera. Debía aclarar sus cosas.

— Bueno, si no fuera porque la rueda volvió a girar hubiera besado a Marinette. — Se rasco la nuca nervioso.

— ¿¡Qué!? ¡Esto va de mejor a mucho mejor! — Grito entusiasta el azabache.

— Bien por ti. — Hablo Aurore recostada en la cama.

— Eres un idiota. — Todas las miradas se dirigieron a la voz que provenía de la japonesa. — No puedo creerlo. — Se levanto de su sitio acercándose al rubio que estaba confundido.

— ¿Qué...? ¿No entiendo, por qué lo dices...?

— Después de las amenazas que esa maldita me hizo, después de hacerme quedar en ridículo, después de que ella te dio un puñetazo, después de que mi estadía en París dependa de esa estúpida... — Hizo una pausa quedando plantada frente el blondo. — Después de todo eso, ¿la besas? ¿Debe ser una broma, verdad?

Él rubio quedo sorprendido por todas esas palabras. Mientras tanto el azabache y la rubia se estaban marchando ya que querían dejarlos solos para que arreglen sus cosas.

— Se que estuvo mal todo lo que te dijo e hizo, pero ella intento hacer las pases. — Respondió con el ceño fruncido. — Tú fuiste la que no quiso.

Mi Chica Deportiva // MLB (RESUBIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora