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Jasper tocó la puerta del cuarto de Kayra, levemente y durante cortos segundos cuando ella le dio el pase, entro lentamente.

La encontro sentada frente al caballete, tenía entre sus manos un pincel y su ropa vieja de pintar.

- Oh, jazz, que sorpresa.- sonrió al verle. Pero no era esa misma sonrisa que daba todos los días, no. Esta era diferente era forzada, triste.— ¿Necesitas algo?

Jasper colocó sus manos tras su espalda y se acercó a la castaña, ella dejó el pincel y juntó sus manos sobre su regazo.

— Solo quería ver cómo estabas.— musitó levemente, kayra sonrió enternecida.

— Estaré bien.— prometió aún sin perder la sonrisa de sus labios.— No te preocupes

Jasper se acercó a ella algo inseguro, desde que llegó a la familia se había acostumbrado a la presencia de los demás, pero con kayra era muy diferente, ella era un extraordinario revoltijo de emociones y sentimientos que de alguna manera estaban contenidos, logrando que se sintiera extrañamente calmado a su alrededor.

Además, nunca habían estado los dos solos, siempre había alguien más, por lo que Jasper no había tenido la dicha de conocer bien a kayra.

—Yo quería decirte, que no tienes que preocuparte por mi.— hablo lo más amable posible, lo que menos quería era lastimar más a la vampira.— Podré controlarme.

Kayra sonrió y tomo una de sus manos con gesto maternal.

— Lose. Lo veo, eres un hombre con mucha convicción, fuerza,  valentia y una lealtad que jamás había visto en alguien.— Jasper le veía con atención.— Pero tambien veo a un pequeño niño tras aquel adulto, que yace asustado y curioso ante la vida que no fue gentil con él.

Jasper posó su mirada en kayra, completamente sorprendido, su alma había quedado al desnudo ante la vampira, la mirada cariñosa que le daba le hacía sentir un calor en el pecho que había olvidado tener.

Kayra era amor puro.

— Yo...

Se había quedado sin palabras por primera vez en mucho tiempo, le era increíble ver qué un ser como ella podría derrochar tanto cariño hacia el sin pensarlo.

— Creo en ti, Jasper. Pero se lo difícil que es contenerse, y no quisiera que sufras más de lo que estás sufriendo yendo a la escuela, está casa es para que seamos nosotros mismos, sin aparentar otra cosa que ya fuimos hace siglos. Con esa humana aquí sería de lo más injusto, por qué no estariamos en calma en ningún momento de nuestras vidas.

El rubio callo, por más que quisiera apoyar a su hermano, aquella mujer tenía razón, no le parecía que aquella humana estuviera rondando por la casa.

No quería descontrolarse y acabar con ella, sería como volver a su pasado donde cometió cosas atroces que hasta ese momento le seguían perturbando.

El agarre de kayra se soltó de su mano, y le vio con los ojos cerrados, de inmediato supo que era lo que pasaba, sin querer le había hecho ver su pasado, se removió incómodo en su lugar, sin embargo kayra le sonrió con empatía.

— Lo lamento, Jasper, a veces se me olvida apagarlo.— musitó refiriéndose a su don de saber la vida de las personas.

— No te preocupes.

Kayra al ver su incomodidad, se levantó y se dirigió al sofá que tenía en la habitación para leer, se sentó y palmeó el lado vacío.

— Ven, siéntate. Es injusto que yo sepa tu historia y tú no conozcas la mía, además ya eres de la familia, confío en ti.

RESILIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora